X años nació en el 1999, cuando tomaba una ducha para ir al trabajo en San Pablo. En ese momento escuché por la radio que una encuesta realizada el 6 de agosto en las calles de Hiroshima, había obtenido como resultado que un porcentaje abrumadoramente alto de jóvenes de esa ciudad no sabían que aniversario se recordaba ese día. Esto me golpeó muy duro. Algo debemos hacer para combatir el olvido, la desmemoria, me dije. Y pensé en un ciclo por Internet, que recordara a las personas hechos que a mi criterio no debían ser olvidados. Hitos fundamentales de nuestra historia como especie cuyo extravío en la memoria me resulta, a mí al menos, inadmisible. Por eso el ciclo nació un 6 de agosto y con un poema de Vinicius de Moraes sobre la bomba atómica que explotó en Hiroshima.

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10 de junio – X años este día

Ha habido ocasiones, fueron escasas, pero las hubo, en que a X años le ha tocado recordar dos hechos históricos ocurridos el mismo día del año, en épocas diferentes. En esos casos hemos recurrido siempre a enviar dos mensajes separados y diferentes, cada uno dedicado a un hecho en cuestión. Proceder de otro modo, sería mezclar peras con tomates.
Hoy hacemos una excepción, pues los dos hechos que recordaremos ocurrieron un 10 de junio, pero están íntimamente ligados entre sí. Casi diríamos que el segundo es repetición del primero.
Lídice era hasta 1942 un pequeño pueblo al noroeste de Praga, en la República Checa. Se dedicaba a la explotación de carbón en minas de la región y tenía apenas 450 habitantes. Probablemente, nunca hubiera entrado en la historia.
Todo comenzó el 4 de junio de 1942, cuando la resistencia checa asesinó en un atentado –tal vez debería haber escrito ajustició- a Reinhard Heydrich, quien había sido recientemente nominado por Hitler para gobernar ese país ocupado (y fue además el autor intelectual de la “Solución Final”).
Las investigaciones nazis comprobaron que los ejecutores del atentado se habían refugiado en algún momento en Lídice. El 9 de junio las tropas nazis entraron en el pueblo. Al día siguiente, fecha que hoy recordamos, fusilaron a la totalidad de los hombres (172), siete mujeres murieron también intentando huir, las demás fueron a Ravensbruck (campo de concentración), donde la mayoría murieron. Los 90 niños fueron calificados de “racialmente puros” y enviados a Alemania donde fueron distribuidos a lo largo del país para ser criados como arios con nombres cambiados. Diecinueve mineros que no estaban en el pueblo se perdieron el primer round del fusilamiento, pero los nazis salvaron este error en los días subsiguientes.
No contentos con eliminar a los seres humanos de Lídice, la quemaron, le pasaron topadora por arriba, dinamitaron lo que había quedado en pie y, –esto es três tedesco- borraron todas las propiedades de Lídice del cadastro inmobiliario del país. Con todo esto, imaginaban los nazis, Lídice, su memoria, su gente y su nombre habrían desaparecido de la faz de la tierra.
Craso error. Hoy hay un nuevo pueblo con ese nombre en las proximidades y el nombre de Lídice se ha repetido en calles, plazas y pueblos del mundo entero. Yo he hecho cuestión de visitar todo aquello que se llame Lídice donde voy. Así, conocí un pueblo homónimo en la Serra do Mar, aquí en Brasil, una calle en Lima y una plaza seca en Montevideo (al lado del Hospital Larguero, en Bulevar Artigas, a dos cuadras de donde vivían Ricardo y Antonio Souto). Yo iba siempre a esa plaza –que ni asientos tenía entonces- a recordar Lídice, al salir de la consulta con el Dr. Castillo en el Hospital Larguero.
Hay una película, que creo haber ido a ver con Manolo al cine 18 de Julio en Montevideo, titulada Siete hombres al amanecer, que narra estos hechos. Nunca pude encontrarla en video.
Exactamente lo mismo –en escala aún mayor- se repetiría el 10 de junio de 1944 en Oradur-sur-Glane, pueblo ubicado en la Limousin, región central de Francia, a 23 kilómetros de Limoges para quienes quieran visitarlo. Al igual que en Lídice, fue como represalia por un ataque de la resistencia, en este caso de los maquis franceses. Doscientos veinte hombres de las SS llevaron a la fuerza a los 652 habitantes del pueblo a la plaza central. Los hombres fueron encerrados en una casa y las mujeres y niños en la iglesia. Se trancaron las puertas y luego la totalidad de las casas del pueblo fue incendiada mediante la utilización de lanzallamas y dinamita. Es claro que cuando digo la totalidad incluyo las dos construcciones en que estaban encerrados los habitantes del pueblo. Algunos no murieron quemados ni sofocados ni dinamitados -nada más tozudo que un francés para dejarse matar- así que no hubo más remedio que con ellos gastar un poco de munición de ametralladora. Increíblemente, diez personas sobrevivieron también al fusilamiento, seguramente dadas por muertas en el montón.
Como todos son buenos en matemáticas, ya saben cuantos murieron, 652 – 10 = 642, para más detalle y para que nunca se olviden, doscientas cuarenta y cinco mujeres, doscientos siete niños y ciento noventa hombres.
En 1953, veintiuno de los doscientos SS fueron sometidos a juicio. Todos fueron condenados menos uno, y dos de ellos recibieron pena capital.
En 1947, y al igual que en Lídice, un nuevo pueblo fue construido en las proximidades, y hoy contiene un monumento y un museo. El poblado original está mantenido exactamente como lo dejaron los nazis, en lo que conforma el más explícito y gigantesco monumento a la barbarie. Recientemente el gobierno francés gastó muchos francos en mantenimiento, porque aunque pueda parecer lo contrario, es caro mantener ruinas sin que se terminen de caer a pedazos.
Cuando vayan a Francia, tienen un lugar más para visitar. Conocer Francia no es sólo visitar el Louvre y el Mont Saint Michel. Es también reflexionar en Oradur-sur-Glane y en el cementerio de Normandía.

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