X años nació en el 1999, cuando tomaba una ducha para ir al trabajo en San Pablo. En ese momento escuché por la radio que una encuesta realizada el 6 de agosto en las calles de Hiroshima, había obtenido como resultado que un porcentaje abrumadoramente alto de jóvenes de esa ciudad no sabían que aniversario se recordaba ese día. Esto me golpeó muy duro. Algo debemos hacer para combatir el olvido, la desmemoria, me dije. Y pensé en un ciclo por Internet, que recordara a las personas hechos que a mi criterio no debían ser olvidados. Hitos fundamentales de nuestra historia como especie cuyo extravío en la memoria me resulta, a mí al menos, inadmisible. Por eso el ciclo nació un 6 de agosto y con un poema de Vinicius de Moraes sobre la bomba atómica que explotó en Hiroshima.

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7 de noviembre – 82 años este día

Ningún resumen de la Historia tipo X años este día podía prescindir, cualquiera fuera el criterio con que se seleccionan los temas, de incluir a la Revolución Rusa. Curiosamente, la llamada Revolución de Octubre ocurrió el 7 de noviembre, esto porque el calendario que entonces regía en Rusia no era el mismo que el de Occidente y que también terminó adoptando la Unión Soviética hace ya muchos años
El alma máter de este fantástico movimiento revolucionario fue un pelado llamado Vladimir Ilich Ulvanov, Lenin para los amigos y la Historia.
Todo empezó, por poner el principio en alguna parte, en la rebelión de los soldados de Petrogrado (que antes se llamaba San Petersburgo, pero que luego se llamaría Leningrado para finalmente retomar el nombre de San Petersburgo que lleva hoy en día, que lío, ¿no?) en marzo de 1917 (marzo según nuestro calendario, febrero para los rusos). Lenin, como todo gran líder revolucionario, vio allí la oportunidad que otros no vieron y pidió permiso para volver a Rusia (estaba en Alemania). Los alemanes pensaron que sería bueno para el curso del conflicto bélico –recordemos que estamos en plena Guerra Mundial (Primera)- mandar de vuelta a casa a un opositor a la guerra, que minaría los esfuerzos bélicos del Zar, y autorizó el viaje.
Lenin llegó en abril (marzo para los rusos), un mes después de la abdicación del Zar (o Tsar, escojan la grafía que prefieran). El gobierno imperial había sido sucedido por un Gobierno Provisional, formado por los partidos liberales y burgueses. Su poder emanaba de los famosos Soviets, agrupaciones de obreros, campesinos y soldados que le habían delegado el poder.
Lenin despotricó contra este gobierno, decía que no servía para nada, que no satisfacía las necesidades de los trabajadores y campesinos y que no traería paz en la guerra europea. Sólo un gobierno de los trabajadores, decía, lograría estos objetivos. Allí, inventó el grito de guerra que se haría famoso a lo largo del mundo y de la Historia: “Todo el poder a los Soviets”, decía. Claro, ya todos habrán percibido que el termino “Soviético” que forma parte del país que pronto nacería, viene, claro, de esas unidades de trabajadores, los Soviets.
Hábil como era Lenin, logró primero agarrar la manija del Partido Bolchevique y luego imponer la voluntad de este partido –la suya- a los demás, pese a que en la época el Partido Bolchevique era minoría. Pero los otros partidos no tenían un líder superdotado como Lenin, he ahí la diferencia.
Después de una serie de cambios en la cúpula del Gobierno Provisional que sería aburrido detallar, sube al poder Aleksandr Kerensky en Julio de 1917. Gobierno burgués según los bolcheviques, única oportunidad de un gobierno democrático en toda la historia rusa según otros. El desgaste producido por la guerra y el colapso de la economía hastiaron a los trabajadores, que le hicieron un corte de manga a Kerensky y se pasaron del lado de Lenin. (ay, ¡como me van a criticar esta hiper simplificación algunos!). En Septiembre, Lenin y sus seguidores (el Partido Bolchevique) eran mayoría en el Soviet de Petrogrado -el más importante- y en la mayoría de los demás.
A esta altura Lenin se había tenido que autoexiliar en Finlandia para no ser hecho prisionero y desde allí llamó a alzarse contra el Gobierno de Kerensky. Como a la distancia no tenía repercusión, decidió arriesgarse y disfrazado volvió a Rusia, convenciendo al Partido de seguirlo en el alzamiento armado, que tuvo lugar en la fecha que hoy recordamos (7 de noviembre de 1917) y que depuso al gobierno de Kerensky con mucha menos resistencia y violencia de la que tal vez muchos suponen.
Así, Lenin, a los 47 años de edad, pasó de la clandestinidad a número uno del gobierno del mayor país del mundo. Inmediatamente hizo la paz con Alemania, a un costo monstruoso en tierra rusa que fue exigida por Alemania como condición.
Esto no fue tan fácilmente aceptado y entre 1918 y 1920 hubo una guerra civil que causó millones de muertos, y hasta el propio Lenin fue víctima, ya que recibió dos tiros que le produjeron problemas serios, de los que terminaría falleciendo años después.
Es este un buen momento para terminar este mail, ya que continuarlo sería entrar en la historia soviética post revolución.
Dos libros notables sobre el tema son la Historia de la Revolución Rusa de León Trotsky –duro de leer, advierto- y Diez días que conmovieron al mundo, de John Reed, un americano comunista que presenció personalmente la toma del Palacio de Invierno.
Lenin fallecería el 21 de enero de 1924, como consecuencia de las heridas recibidas en un atentado, a las que ya nos refiriéramos.