El 19 de noviembre de 1942 comenzaba el contraataque soviético en Stalingrado (hoy Volvogrado). Como hecho complejo que fue, nos obliga una vez más a retrotraernos un poco y ponerlo en perspectiva para entenderlo cabalmente.
En junio de 1941 Alemania invadió la Unión Soviética –operación denominada Barbaroja-. Los alemanes pensaban que la guerra en el Ostfront - frente oriental -, duraría un mes o dos. Esto no ocurrió, claro, pero de todos modos avanzaron muy rápidamente, llegando en noviembre de 1942 a estabilizar un frente que en el norte comenzaba en Leningrado (hoy San Petersburgo), ciudad que en esa fecha estaba sitiada (Ya hemos hablado del sitio de Leningrado en un X años este día anterior). En el centro, el frente pasaba por las afueras de Moscú. En noviembre del 42 los alemanes estaban a algunos centenares de kilómetros de Moscú, aunque antes habían llegado a apenas cien kilómetros. Un contraataque los hizo recular un poco, pero la posición de la capital soviética era aún insegura. En su parte sur, el frente pasaba por Stalingrado.
Lo que más importante que tenía el sur soviético para Alemania, no era la ciudad misma de Stalingrado sino los campos de petróleo del Cáucaso. Esto era vital porque estaban tan lejos de sus bases que el suministro de ese esencial elemento no era abundante desde Alemania. Los alemanes llegaron a ocupar un campo de petróleo, pero lo encontraron bombardeado y fueron desalojados rápidamente de él, por lo que nunca consiguieron usar una gota de gasolina rusa. Tomar Stalingrado no era imprescindible para ocupar el Cáucaso, al punto que el primer y más sensato plan alemán, baypaseaba la ciudad. El combate urbano era desgastante y peligroso para los alemanes, ya que en él perdían la ventaja competitiva de campo abierto –la notable sincronización de los Panzer (tanques) y la Luftwaffe (fuerza aérea)-.
Pero Stalingrado se fue tornando con el tiempo objetivo esencial. Esto porque Stalin había prometido que jamás la abandonaría y porque Hitler había anunciado dos veces por radio, que la ciudad estaba en poder de sus tropas, lo que nunca ocurrió. El hecho que la ciudad llevara el nombre del líder soviético le daba también una carga psicológica importante a la conquista.
Pero Hitler era ambicioso de más, y a diferencia de Napoleón no tenía un talento militar a la altura de su ambición. Por eso quiso continuar con los dos objetivos del sur al mismo tiempo, los pozos de petróleo del Cáucaso y la ciudad de Stalingrado. Esto hizo diluir fuerzas ya diseminadas en un extensísimo frente oriental. Pese a todo esto, atacaban Leningrado el Sexto Ejército Alemán –uno de los mejores y entre los preferidos del Fuhrer- y el Cuarto Ejército de Tanques.
Antes de avanzar en el tema, paremos la pelota y veamos como estaban las cosas. Leningrado sitiada. Moscú todavía con riesgo de ser tomada y Stalingrado casi completamente rodeada (salvo en el lado este, donde descansa sobre el Volga, lado que todavía estaba en poder soviético). Los alemanes llegaron a conquistar barrios de Stalingrado –la mayor parte de ellos-, o sea, quebraron las defensas y entraron en el casco urbano de la ciudad, tanto en el sur como en el norte.
La cuarta ciudad soviética –Kiev- ya había caído, si caía Stalingrado caería atrás de ella el petróleo del Cáucaso. La próxima línea natural de defensa que podía establecerse con alguna probabilidad de éxito –remoto- eran los Urales, mucho más al este. Liberados los ejércitos del sur para avanzar sobre Moscú y Leningrado, habría sido difícil para esas ciudades mantenerse. Con las cuatro grandes urbes y fábricas de armamento en poder alemán, el resto de la infraestructura soviética no hubiera resistido una semana de bombardeos de la Luftwaffe. Conquistada la URSS, era avanzar paseando hacia India y encontrarse con los ejércitos del Sol Naciente que ya habrían terminado con China. Luego, desplazar la mayor parte de las fuerzas del frente oriental hacia occidente y terminar con Inglaterra. Resumen: de caer Stalingrado tendríamos con gran probabilidad a Alemania en poder de toda Eurasia, desde el Peñón de Gibraltar a las islas del Japón. Brasil y Argentina –o sea América del Sur toda- se habrían pasado al lado alemán, África era entonces colonia de distintos países europeos y sería por tanto alemana también. Quedarían Australia –poco significativa y presa de los japoneses- y los Estados Unidos. De ahí para adelante no me atrevo ni a intentar una hipótesis de resultado, pues la capacidad de reacción de los Estados Unidos ha mostrado muchas veces ser realmente importante.
Si Alemania terminaba ganando la guerra –lo que como se ve no era un escenario imposible, de perder la URSS Stalingrado- aquellos de ustedes que son judíos no hubieran siquiera llegado a nacer, y perdonen la crudeza de estas líneas, porque seguramente vuestros padres habrían sido exterminados en un campo de concentración en Pando, Chascomús o La Serena. Campos que los SS no habrían tenido ni la molestia de instalar, porque fascistas locales para darles una mano nunca han faltado en nuestros países.
Los demás de nosotros, habríamos visto nuestras tasas de natalidad disminuidas al mínimo para mantener funcionando el rol productor que el Reich nos habría asignado, o sea, seríamos unos pocos esclavos en estancias ganaderas o minas de cobre, trabajando en las mismas condiciones que lo hacían los africanos en los ingenios del Caribe, o los indios en las minas de Potosí durante la colonia.
Ese era el riesgo si caía Stalingrado. ¿Y como estaba el partido? Pues estábamos en el minuto 91, faltaban dos de descuentos y tres a cero abajo. ¿Cuantos equipos conocen que hayan dado vuelta un resultado de ese tipo?
Hubo actos heroicos y mucha miseria humana, claro. Un general de brigada soviético, viendo que la cosa pintaba peor que mal, se retiró a una isla del Volga, dejando a sus tropas sin mando. Inmediatamente lo siguieron varios oficiales. Un simple Mayor a cargo de un grupo de ametralladoras tomó el mando por ser el militar de grado más alto que no se había fugado. Consiguió mantenerse frente a los alemanes 24 horas, suficientes hasta que le llegaron refuerzos, que no vinieron de su general, que no se tomó ni siquiera el trabajo de mandarle municiones. Para ocultar su cobardía, el general falsificó informes militares, pero sin éxito. La verdad fue luego aclarada. Constan en los archivos soviéticos las actas de la corte marcial a que fue sometido. No se indica sin embargo que pena le impusieron. Pero no es necesario, la clemencia con los traidores no fue nunca una característica rusa. Hubo otro coronel que luego de un fuerte ataque alemán pidió permiso para retirarse a la orilla este del Volga arguyendo que sus tropas estaban diezmadas. El alto mando envió alguien a verificar y recibió información que al coronel le quedaban aún unos 900 soldados. Fue destituido y se le inició corte marcial por mentiroso y cobarde. Tampoco hay registro de la pena impuesta, pero es improbable que haya alcanzado a ver el sol del día siguiente.
La policía política del régimen soviético, fuertemente armada, patrullaba la orilla oriental del Volga, fusilando en el acto a todo el que apareciera nadando o en bote, por tratarse de un desertor del frente. Se calcula que los soviéticos ejecutaron a unos quince mil de sus propios soldados –hay 13500 documentados-, por alcoholismo, por traición, por echar marcha atrás en el frente sin autorización o simplemente por haber mostrado miedo. Todos daban Stalingrado por perdida, la embajada de los Estados Unidos había mandado un telegrama a Washington dándola por tomada, y cuando Hitler la dio por conquistada en una audición de radio, el propio Stalin llamó urgentemente a Zhukov a Stalingrado para saber si era cierto. Hasta uno de los generales soviéticos en Stalingrado pensaba que era inútil resistir y por ello fue relevado del mando. Nikita Khrushchev, que tuvo un rol importante en la defensa, explicó al reemplazante –General Chuikov, que nunca dejó la ciudad ni cruzó al lado seguro del río, para dar ejemplo a sus soldados- cual era la situación y su misión. Al terminar le preguntó si había quedado claro que se esperaba de él. “Sí, que conserve Stalingrado o muera intentándolo”, dijo. Nikita asintió con la cabeza.
Nikita Khrushchev se haría luego famoso cuando –ya Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética, que es como en ese país se denominaba a la cabeza del estado- creo que en 1956 denunció públicamente los crímenes de Stalin y también cuando en una conferencia de las Naciones Unidas en New York, se sacó el zapato y lo usó como martillo para golpear el podio y enfatizar su discurso.
Hitler consideraba a los soldados eslavos incapaces de enfrentar a un soldado ario, y particularmente consideraba a los generales soviéticos incapaces del pensamiento estratégico necesario para conducir tropas en una guerra. Yo sólo espero que Adolfito haya reconocido su error antes de pegarse un tiro en el bunker.
Algo interesante ocurrió con los códigos luminosos con que los alemanes se comunicaban entre sí para darse indicaciones de una batallón a otro. Los soviéticos, observando detenidamente esas luces, terminaron entendiendo el mensaje codificado. Luego, con luces capturadas a prisioneros alemanes, consiguieron dar indicaciones erradas al enemigo de modo tal que en una oportunidad los alemanes dispararon sobre sí mismos. Not bad, para ser una raza inferior.
Hay dos teorías de como se llegó a Stalingrado. Algunos historiadores alemanes dicen que fue una armadilla –trampa- por la que desde muchos meses antes los soviéticos fueron alejando más y más a los alemanes de sus bases, encerrándolos más y más en Stalingrado hasta aplicarles el golpe mortal. Los soviéticos dicen que no fue así, que si los alemanes llegaron al Volga fue simplemente porque ellos no pudieron evitarlo. De ser cierta la versión alemana, es el mayor elogio que Zhukov y sus generales podían recibir.
Como dije, se combatía casa a casa, calle a calle, y desde esas calles que imagino adoquinadas, desde esas esquinas que imagino pobres y oscuras, surgió el Ave Fénix. Durante varias semanas los soviéticos juntaron un millón de hombres y miles de tanques en la orilla este del Volga. Lo delicado era hacer esto sin que los aviones alemanes lo notaran. Para esto, avanzaban solamente durante la noche y lo hacían camuflados. Pasaban el día todo escondidos. Además, dejaron que los servicios de espionaje alemán capturaran material de un plan denominado Marte, que sería el contraataque soviético en el centro del frente (Moscú). Hitler comió completamente esta carne podrida -como se le llama en la jerga de los servicios de inteligencia a la información errónea ex-profesamente enviada al enemigo-. Claro que preparativos de semejante magnitud no podían permanecer eternamente en secreto. Algunos días antes del ataque los alemanes ya sabían que se produciría. Pero nunca imaginaron el tamaño del mismo, ese fue el gran logro, haber mantenido en secreto la envergadura. En realidad, aún dos días después de iniciado el contraataque, los alemanes no creían que fuera realmente a intentar encerrar a la totalidad del Sexto Ejército. Parecía absurdamente ambicioso para ser real.
El último intento alemán de capturar la ciudad se produjo a fines de octubre. Tan desesperado estaba Hitler que dio orden de enviar como infantería hasta a los conductores de tanques, lo que puso loco a Paulus y sus coroneles, por el desperdicio de know how que esto implicaba. Es como mandar un cirujano a lavar platos. Este derroche se pagó caro cuando hubo que defenderse del ataque soviético y no había suficientes tanquistas. Este último embate alemán debió ser resistido con munición restringida ya que de Moscú le dijeron a Chuikov que no le enviarían todo lo solicitado. Chuikov no preguntó por qué, pero dedujo que si se le negaban municiones en semejante situación sólo podía ser porque las estaban reservando para un contraataque, tan secreto, que ni a él le querían decir.
El 19 de noviembre, fecha que hoy recordamos, enormes fuerzas soviéticas atravesaron el Volga simultáneamente al sur y al norte de Stalingrado, en una operación que se denominó Neptuno –les había dado por bautizar todos los ataques con nombres de planetas-. Los primeros en caer fueron los ejércitos rumanos, que los alemanes mandaban a primera línea del frente sin adecuado armamento antitanque. Pero luego de ellos cayeron también las mismísimas divisiones alemanas que poco podían hacer para parar tan arrollador golpe. Solemos pensar que la industria comunista es siempre de bienes de mala calidad, pues no fue así en la guerra. El tanque T-34 soviético resistía muy bien las armas antitanque, lo que no ocurría con los alemanes ni con los americanos que los EE UU cedieron a la URSS. La estrella del partido fue el T-34. Otro tanto puede decirse respecto de la cantidad producida por ambos países. Alemania sacaba 500 tanques por mes, la URSS 2200.
Un rápido movimiento de pinzas encerró el 22 de noviembre – sólo tres días después de iniciada la operación- en Stalingrado a la totalidad del famoso Sexto Ejército al mando del General Paulus, y a buena parte del Cuarto Ejército de tanques. En el afán de conquistar Stalingrado, el ejército alemán se había extendido demasiado, descuidando sus flancos y en esta debilidad se basó el contraataque. Los soviéticos creyeron haber encerrado 86 mil hombres. En realidad, entre rumanos, croatas y alemanes habían quedado en el Kessel (bolsón, encerramiento, en alemán) nada menos que 250 mil hombres (exactamente no se sabe, las estimaciones varían de 250 mil a 290 mil). Adolfito echaba humo por las orejas de bronca. Prohibió a Paulus rendirse y esto lo hizo por dos razones, una que ya había anunciado dos veces que la ciudad estaba en sus manos y otra que confiaba que ocurriría lo que efectivamente pasó en otras dos ciudades donde tropas alemanas fueron encerradas, esto es, que refuerzos conseguirían quebrar el cerco y liberarlas.
Pero afortunadamente este no sería el caso esta vez. Ya no había fuerzas de reserva que mandar a Stalingrado. Los soviéticos hicieron de todo para desgastar a los alemanes cercados. Los bombardeaban de noche para no dejarlos dormir, les hacían escuchar altavoces el tiempo todo, etc. Una anécdota poco conocida pero interesante, es que por los altavoces los rusos pasaban tango, sí, nada menos que tango, porque entendían que era música deprimente que minaría los ánimos de los alemanes. Prueba que los rusos de guerra sabrán mucho, pero en música son de madera de balsa, pobres.
El Kessel duró dos meses, durante los cuales los alemanes fueron diezmados por el frío y el hambre. En enero de 1943, el Ejército Rojo, luego de dar a su enemigo un ultimátum que fue tozudamente rechazado, avanzó sobre lo que quedaba del Sexto Ejército. Para el primero de febrero, el combate había terminado. Los soviéticos tomaron unos cien mil prisioneros. Los reporteros extranjeros que visitaron las ruinas de la ciudad escribieron para el mundo que no quedó nada sano. No era posible siquiera saber cual era la topografía natural del terreno, tal la cantidad de montañas de escombros y profundos pozos producidos por las bombas. Al terminar con el encerramiento, los soviéticos liberaron un campo de prisioneros rusos que allí tenían los alemanes. De 3500 que habían sido capturados, sólo había veinte vivos. Habían recurrido al canibalismo pues los alemanes no les daban absolutamente nada para comer, ya que ni ellos mismos tenían suficiente comida. De los veinte, la mayoría estaba tan desnutrida que murieron al comer el pan y las salchichas de los soldados soviéticos que los liberaron. Esto fue filmado y pasado en toda la Unión Soviética. Ciertamente, fue parte del combustible que alimentó la ferocidad con la que los soviéticos trataron al pueblo alemán cuando entraron en ese país.
Las condiciones sufridas por los alemanes en esos dos meses fueron peor que extremas. No había suficiente comida, el abastecimiento aéreo muy inferior a lo mínimo necesario, caballos no quedaban casi ninguno (se los habían comido). Un general decidió no usar la ración privilegiada a la que su grado le daba acceso, y comer lo mismo que sus soldados. Hitler le mandó una orden que si no cambiaba nuevamente a la dieta de general, le iniciarían corte marcial. En el otro extremo, otro general alimentaba a su perro con pan con manteca. Hubo burócratas que en los escasos vuelos que llegaban el Kessel, en lugar de mandar comida y combustible, enviaron una vez un cargamento completo de mostaza y pimienta. Pese a que la desnutrición mataba de a miles por día, los rusos capturaron depósitos completos de alimentos custodiados por guardias armados. Nadie les había dado la orden de distribuirlos.
Tal vez el acto más emotivo ocurrido en el Kessel fue protagonizado por la profesión médica. De los 600 galenos asignados al Sexto Ejército, ninguno en condiciones de caminar y atender pacientes usó de sus privilegios para escapar en las escasas plazas que había en los aviones. Sobre el final, cuando los comandantes les pedían veneno para suicidarse y evitar caer prisioneros, también decidieron no tomar esta salida fácil. Su lugar estaba con los heridos y con ellos se quedaron los 600.
Pocos días antes del contraataque soviético del 19 de noviembre, el segundo oficial del Sexto Ejército, subalterno directo de Paulus, que se encontraba en Berlín por razones médicas, le envió una carta a su jefe diciendo “Todos aquí esperamos la pronta caída de Stalingrado. Pensamos que será el punto de inflexión de la guerra”. El avezado oficial alemán no se equivocaba. Stalingrado fue exactamente eso, el día que la guerra se dio vuelta. La suerte del conflicto no cambió de lado en El Alamein ni mucho menos en Normandía. Fue en Stalingrado. El mundo comprendió entonces que los alemanes eran vencibles. Todavía habría varias victorias alemanas en el frente oriental – y consiguientemente otras tantas derrotas soviéticas - pero en términos generales, estratégicos, el Ejército Rojo fue una aplanadora imparable desde Stalingrado a Berlín, arrasando las megalómanas aspiraciones de eternidad del Tercer Reich.
Corren tiempos post-modernos en los que está de moda recordar tan sólo los enormes errores de la Unión Soviética en sus setenta y cuatro años de existencia y las purgas y masacres de millones de campesinos perpetradas por Stalin. Todo esto es cierto, claro, pero esta visión maniqueísta de la Historia no nos deja percibir que debemos también a ese estado y a ese líder uno de los aportes más importantes que se han hecho a la causa de la civilización –la derrota del nazismo-. El día en que seamos un mundo verdaderamente global, no en el actual sentido del término, que sólo significa que todos comemos el mismo cereal al desayuno y asistimos a los filmes de Holywood con cada vez menos demora, sino cuando global signifique que todos consideremos las culturas ajenas tan válidas como las nuestras y los idiomas extranjeros no nos suenen como “lenguas de monos” o “lenguas duras” o “lenguas románticas” y los percibamos como lo que son, puertas de ingreso a esas culturas, cuando global quiera decir que el racismo y hasta los nacionalismos serán objeto de estudio de historiadores, en ese mundo así globalizado el 19 de noviembre será el primer día feriado.
Los soviéticos –hoy los rusos- denominan en sus libros de historia a la Segunda Guerra Mundial como Gran Guerra Patria. Aunque uno sabe que el título es exagerado, pues fue una guerra de muchos, cuesta no sentir que el país que puso veinticinco de los sesenta millones de muertos de la guerra, no tiene el derecho ganado a ponerle el rótulo que más le plazca.
Quizás la muestra más emotiva y contundente de la voluntad de resistencia de los rusos y soviéticos en general, sea un muro que hoy se encuentra en el museo de las Fuerzas Armadas en Moscú. Tiene una inscripción pintada por un soldado en Brest-Litovsk, una pequeña ciudad cercana a la frontera occidental, y que fue de las primeras en ser conquistadas por los alemanes al comienzo de la Operación Barbaroja. El muro fue trasladado piedra a piedra hasta el museo en Moscú. “Muero pero no me rindo. Adiós patria mía. 20-VII-41”, es lo que dice. La determinación a morir, tan eslava u oriental y tan poco occidental, es perceptible en este muro y en otras situaciones. Un general ruso, entrevistado años después de la batalla, dijo algo así como: “Nosotros estábamos ideológicamente preparados para Stalingrado. Conocíamos el precio y estábamos dispuestos a pagarlo”. En otro lugar, un grupo de cuatro soldados soviéticos, único resto sobreviviente de una división diezmada, mandó un mensaje a los cañones en la retaguardia diciendo: “Bombardeen donde estamos nosotros sin problema, ya que hay un gran número de fascistas (así llamaban los soviéticos a los alemanes) en frente nuestro. Nosotros no retrocedemos”. Traduce también ese determinismo el juramento que los defensores de Stalingrado se hacían unos a otros: “No hay lugar para nosotros al otro lado del Volga”.
Un hecho curioso es que en esos pequeños barrios de Stalingrado que los alemanes no alcanzaron a conquistar, vivieron durante toda la guerra muchos civiles, pues no todos fueron evacuados. Diez mil se calcula, entre ellos mil niños. Los soldados al menos tenían las raciones que diariamente les enviaba el ejército, los civiles ni siquiera eso.
Hubo en Stalingrado ecos de la Guerra Civil Española. Quien mandaba la fuerza aérea alemana en ese sector del frente era el Coronel-General Freiherr Von Richtofen, el mismo que había bombardeado Guernica. En el lado ruso era comandante de una unidad de ametralladoras un español llamado Rubén Ibarruri, hijo de la famosa líder comunista española Dolores Ibarruri, más conocida como “La Pasionaria”.
Stalingrado ha sido inspiración de muchas películas y obras de arte. En particular, recomiendo La Batalla de Stalingrado, un larguísimo filme soviético sumamente instructivo –hasta tiene mapas dinámicos, una modernidad para la época-. Yo lo vi en el cine Cosmos, en Buenos Aires, y en Cinemateca, en Montevideo. La gesta también inspiró a Pablo Neruda, que le dedicó su Canto a Stalingrado y Nuevo Canto a Stalingrado (ubicables en la Tercera Residencia), que aquí reproduzco (parcialmente y de memoria)
Guárdame un trozo de tu violenta espuma,
Guárdame un rifle, guárdame un arado.
Y que los dejen en mi sepultura.
Para que todos sepan, si es que hay alguna duda,
Que he muerto amándote y que me has amado.
Y si no he combatido en tu cintura,
Guardo en tu honor esta granada oscura,
Este canto de amor, a Stalingrado.
Lo que siempre me gustó de este poema, es cuan bien transmite la driving force que le dio origen, que es sin duda el sentimiento de deuda para con Stalingrado que siente el poeta. Yo comparto plenamente ese sentimiento. El poeta chileno intentó pagar –al menos parcialmente- esa deuda con sus dos poemas. Yo aspiro a hacer lo propio con estas líneas.
No habrá X años este día el próximo 19 de noviembre. Y no lo habrá por dos razones, una que por su propia naturaleza –comprimir la Historia en 365 días- el ciclo llegará como máximo al cinco de agosto del 2000, ya que empezó el seis de ese mes de este año. Además, es poco probable que siquiera alcance esa fecha, ya que es mucho el trabajo que me da cada uno de ellos, aunque no parezca. No llegará pues a vuestras bandejas de entrada de correo mensaje alguno recordándoles la batalla del Volga. Yo me daré por hecho y consideraré el ciclo todo como exitoso si uno solo de ustedes, el próximo 19 de noviembre recuerda Stalingrado por mutuo propio, y dedica un instante de silencio a recordar, homenajear y agradecer, a los cuatrocientos ochenta y cinco mil setecientos cincuenta y un (485.751) soldados soviéticos que en Stalingrado entregaron sus vidas, para que nosotros hoy podamos disfrutar de las nuestras.
X años nació en el 1999, cuando tomaba una ducha para ir al trabajo en San Pablo. En ese momento escuché por la radio que una encuesta realizada el 6 de agosto en las calles de Hiroshima, había obtenido como resultado que un porcentaje abrumadoramente alto de jóvenes de esa ciudad no sabían que aniversario se recordaba ese día. Esto me golpeó muy duro. Algo debemos hacer para combatir el olvido, la desmemoria, me dije. Y pensé en un ciclo por Internet, que recordara a las personas hechos que a mi criterio no debían ser olvidados. Hitos fundamentales de nuestra historia como especie cuyo extravío en la memoria me resulta, a mí al menos, inadmisible. Por eso el ciclo nació un 6 de agosto y con un poema de Vinicius de Moraes sobre la bomba atómica que explotó en Hiroshima.
Índice
- Alemania Comunista permite la emigración a Occidente
- Alzamiento del gueto de Varsovia
- Antonio Somoza es derrocado en Nicaragua
- Asesinato de Leon Trotsky
- Asesinato de Yitzhak Rabin
- Asesinato de Zelmar Michelini
- Ataque japonés a Pearl Harbour
- Atentado contra la vida de Lenin
- Atentado terrorista en las Olimpíadas de Munich
- Batalla de Adrianópolis
- Batalla de Balaklava (Carga de la Brigada Ligera)
- Batalla de Crecy (Guerra de los Cien Años)
- Batalla de El Alamein
- Batalla de Hastings
- Batalla de Inglaterra
- Batalla de Lepanto
- Batalla de Poitiers
- Batalla de Stalingrado
- Batalla de Trafalgar
- Batalla de Waterloo
- Batalla del Marne - Primera Guerra Mundial
- Batalla del Somme - Primera Guerra Mundial
- Cae el Muro de Berlín
- Casi muere accidentalmente Franklin Delano Roosevelt
- Comienza el sitio de Leningrado en la Segunda Guerra Mundial
- Comienza la guerra de Yom Kippur
- Comienza la Segunda Guerra Mundial
- Conferencia de Munich en 1938
- Culmina el juico a la dictadura militar argentina
- Derrocamiento de Jacobo Arbenz en Guatemala
- Desembarco aliado en el sur de Italia
- Desembarco en Normandia
- EE. UU. compra Alaska
- EE. UU. conquista Puerto Rico
- EE. UU. invade Corea del Norte
- El Ejército Rojo libera los últimos prisioneros en Auschwitz
- El Guernica retorna a España
- El parlamento soviético ilegaliza al Partido Comunista
- El Vesubio destruye Pompeya y Herculano
- Es asesinado Anwar El-Sadat
- Es asesinado Ernersto Guevara
- Es demitido de su cargo de ministro de la URSS Georgi Zhukov
- Es descubierta la tumba de Tutankhamen
- Es ejecutado Pierre Laval
- Es guillotinada Marie Antoinette
- Es guillotinado Maximiliano Robespierre
- Es liberado el coronel Juan Domingo Perón
- Esderrocado Juan Domingo Perón
- Europa Occidental adopta el Calendario Georgiano
- Explosión de bomba atómica en Hiroshima
- Explosion de bomba atómica en Nagasaki
- Explota el volcán Krakatoa
- Final del Campeonato Mundial de Fútbol en Maracaná
- Francisco Pizarro asesina a Atahualpa
- Franco se alza contra la República Española
- Franklin Delano Roosevelt es elegido presidente por cuarta vez
- Genocidio armenio
- Genocidio de Nanking - China
- Genocidio del Khmer Rouge en Camboya
- Genocidio en Ruanda
- Golpe de estado en Chile
- Golpe de estado en Uruguay
- Golpe militar en Argentina
- Hassan invade el Sahara Occidental
- Hitler intenta un golpe de estado
- Inflación en Alemania en 1923
- Intento de golpe de estado contra Gorbachev
- Intentona de golpe militar en España - Tejerazo
- La dictadura brasileña amnistía a los presos políticos
- La URSS derriba un avión civil coreano
- La URSS invade Checoslovaquia
- La URSS ordena la represión de manifestaciones en Hungría
- Los EE. UU. arrasan la aldea de My Lai en Vietnam
- Los nazis matan decenas de niños en Paris
- Louis XVI es hecho prisionero en Varennes
- Mac Arthur reconquista Filipinas
- Manifestación por los derechos gay en NuevaYork
- Marcha de Musolini sobre Roma
- Marcha sobre Washington - discurso de Martin Luther King
- Masacre de argelinos en París
- Masacre de la plaza Tian an Men Pekín - China
- Masacre de Tlatelolco
- Masacres de Lídice (Checoslovaquia)y Oradur sur Glane (Francia)
- Masacres de Sabra y Chatila
- Matanza de protestantes en Francia
- Muere Astor Piazzolla
- Muere Bartolomé de las Casas
- Muere Charles De Gaulle
- Muere Denis Diderot referente de la "Iluminación"
- Muere Francisco Quevedo
- Muere Francois Mitterrand
- Muere Gengis Khan
- Muere Jean Moulin héroe de la resistencia francesa
- Muere Mao Tse Tung
- Muere Pablo Casals
- Muere Pablo Neruda
- Muere Roberto "Polaco" Goyeneche
- Muere Winston Churchill
- Mussolini agradece a Hilter su liberación
- Nace Jorge Luis Borges
- Nace Julio Cortazar
- Nace Raul Silva Henriquez
- Napoleón entra en Moscú
- Napoleón se autoproclama emperador
- Noche de los Cristales Rotos
- París es liberada de la ocupación nazi
- Plebiscito que abre el camino de Hitler al poder en Alemania
- Primer atentado contra la vida de Hitler
- Razia nazi en el Velódromo de Invierno en París
- Recate irsaelí en Entebbe - Uganda
- Rendición de Italia en la Segunda Guerra Mundial
- Revolución Rusa
- Sartre renuncia al comunismo
- Se aprueban en Alemania las leyes de Nuremberg
- Se comienza a construir el Muro de Berlín
- Se completa la primera circunvalación del planeta
- Se descubren las cavernas de Lascaux
- Se firma el tratado de no agresión entre la URSS y la Alemania nazi
- Se proclama el Acta Institucional 5 (AI-5) en Brasil
- Se proclama la Declaración de los Derechos del Hombre
- Se proclama la independencia de Vietnam
- Se roban la Mona Lisa del Louvre
- Se suicida Getulio Vargas
- Se suicida Herman Goering
- Se suicida Rudolf Hess
- Secuestro de Adolf Eichmann en Buenos Aires
- Son asesinados Sacco y Vanzetti
- Son ejecutados los condenados en el juicio de Nuremberg
- Stalin invade Lituania
- Tenochitlán cae en manos de Hernán Cortés
- Termina la dictadura de Augusto Pinochet
- Termina la Primera Guerra Mundial
- Termina la Segunda Guerra Mundial
- Tragedia del ballenero Essex
- Un incendio destruye Londres
- X años este día - Epílogo
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