X años nació en el 1999, cuando tomaba una ducha para ir al trabajo en San Pablo. En ese momento escuché por la radio que una encuesta realizada el 6 de agosto en las calles de Hiroshima, había obtenido como resultado que un porcentaje abrumadoramente alto de jóvenes de esa ciudad no sabían que aniversario se recordaba ese día. Esto me golpeó muy duro. Algo debemos hacer para combatir el olvido, la desmemoria, me dije. Y pensé en un ciclo por Internet, que recordara a las personas hechos que a mi criterio no debían ser olvidados. Hitos fundamentales de nuestra historia como especie cuyo extravío en la memoria me resulta, a mí al menos, inadmisible. Por eso el ciclo nació un 6 de agosto y con un poema de Vinicius de Moraes sobre la bomba atómica que explotó en Hiroshima.

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19 de abril – 56 años este día

El 19 de abril de 1943 se iniciaba el alzamiento del Gueto de Varsovia, protagonizado por los judíos allí recluidos ante la amenaza de ser deportados al campo de exterminio de Treblinka. La revuelta duró hasta el 16 de mayo.
Los guetos donde se recluía a los judíos en toda la Europa alemana eran la primera fase de la “Solución Final”, o sea, un lugar donde se los concentraba para desde allí ser enviados a los campos de exterminio. El de Varsovia estaba rodeado al principio de alambre de púa y luego de un muro de tres metros de alto y 16 kilómetros de largo, que rodeaba el antiguo barrio judío de la ciudad. En esa área fueron apiñados judíos de toda la región circundante, llegando en junio de 1942 a apretarse allí medio millón de personas (en 340 hectáreas). El hacinamiento era total. El hambre y las enfermedades, especialmente el tifus, por la falta de agua potable, mataban miles cada mes. El 22 de Julio de 1942 comenzaron los traslados a Treblinka, a razón de cinco mil personas por día.
Para enero de 1943 el gueto estaba casi vacío. Los judíos eran trasladados con el engaño de que serían llevados a campos de trabajo en el interior. Pero para esa época algunos ya habían conseguido escapar de Treblinka y el rumor había llegado al gueto. El 18 de enero de 1943 los nazis fueron como todos los días a buscar más personas a trasladar pero se encontraron con resistencia armada, presentada por una organización judía clandestina (Organización de Combatientes Judíos, ZOB por sus iniciales en polaco). La lucha duró cuatro días, muriendo cincuenta alemanes y muchos más judíos. Pero esas jornadas permitieron a la ZOB capturar armamento y municiones de los alemanes que serían utilizadas luego en el alzamiento propiamente dicho.
Como consecuencia de esa lucha de cuatro días, los alemanes suspendieron el plan de deportación hasta el 19 de abril., fecha que hoy recordamos, cuando el jefe máximo de las SS, Heinrich Himmler lanzó una acción especial destinada a evacuar totalmente el gueto, lo que pensaba dar como regalo de cumpleaños a Hitler (20 de abril). Difícil saber si Himmler lo sabía o si simplemente no le preocupaba, pero el 19 de abril se celebraba la pascua judía.
Antes del amanecer, dos mil hombres armados de las SS (la élite de la máquina bélica hitleriana) y del ejército entraron al gueto con artillería y tanques, no sólo armas de mano. Mil quinientos judíos abrieron fuego con las armas capturadas en el alzamiento anterior, algunas pistolas viejas, una sola ametralladora y bombas caseras. Los alemanes pidieron refuerzos, pero estos fueron impedidos de entrar al gueto por los alzados.
La fuerza de elite del ejército más poderoso de Europa demoró veintiocho días en doblegar la resistencia de una banda de subalimentados mal armados. Y terminó lográndolo por obvia superioridad material y porque simplemente a los rebeldes se les agotaron las municiones.
¿Habrá sido fácil resistir 28 días al ejército alemán y a las SS juntos? La pregunta es retórica, claro, pero para que la respuesta adquiera mayor claridad pongamos la cosa en perspectiva; veamos cuanto resistieron los ejércitos europeos regulares: el polaco aguantó dos semanas, el dinamarqués un día, el noruego dos días y la totalidad de Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Francia fue conquistada en 35 días, región que era defendida por los ejércitos de esos países (el francés era teóricamente el mayor y mejor de Europa hasta 1936) y por casi todo el ejército británico (la llamada British Expeditionary Force, BEF)
El líder de la revuelta se llamaba Mordecai Anielewicz, y se suicidó para no caer prisionero de los nazis. Nadie sabe a ciencia cierta cuanta gente murió en el alzamiento. Los alemanes perdieron con seguridad varios cientos de soldados, mientras que 56 mil judíos fueron asesinados o deportados a Treblinka inmediatamente.
Con ese manera brutal de culminar las cosas que tenían los nazis, la frutilla en la torta la puso el Mayor General de la SS, Jürgen Stroop, dinamitando la Gran Sinagoga de Varsovia. Inmediatamente después escribió en su informe a Berlín: “El gueto de Varsovia no existe más”.
¿Cuál fue el legado histórico del alzamiento del Gueto de Varsovia? ¿Sirvió para algo? ¿No fue crónica de un final previsible? ¿No era mejor aceptar la deportación y esperar que el 2 % de los 56 mil sobrevivirían a Treblinka?
No comparto esta aparentemente racional matemática de la vida. Para empezar porque entre morir pasivamente en un campo de exterminio y llevarse puesto unos cuantos centenares de SS, la elección es clara para todo hombre digno.
Pero no es esta lógica de la venganza lo que da importancia histórica al alzamiento del Gueto de Varsovia. La misma debe ser procurada y hallada en otro lugar. Hasta el 19 de abril de 1943, los judíos –con una única excepción en tiempos del Imperio Romano, cuando la revuelta de Messada, pero eso estaba muy lejos en el tiempo- habían aceptado siempre pasivamente el destino que otros pueblos les imponían. Destino que en ocasiones implicaba muerte y muy a menudo exilio forzado. El pequeño ejército loco de Anielewicz mostró a los judíos del mundo, los vivos entonces y los que nacerían luego, que resistir era posible. Fue ese espíritu el que permitió concretar el Ejército Israelí y a su vez fue el poder de detente de ese ejército el que ha impedido otros pogromos desde 1948.
No parece pues, haber sido una lucha vana.