X años nació en el 1999, cuando tomaba una ducha para ir al trabajo en San Pablo. En ese momento escuché por la radio que una encuesta realizada el 6 de agosto en las calles de Hiroshima, había obtenido como resultado que un porcentaje abrumadoramente alto de jóvenes de esa ciudad no sabían que aniversario se recordaba ese día. Esto me golpeó muy duro. Algo debemos hacer para combatir el olvido, la desmemoria, me dije. Y pensé en un ciclo por Internet, que recordara a las personas hechos que a mi criterio no debían ser olvidados. Hitos fundamentales de nuestra historia como especie cuyo extravío en la memoria me resulta, a mí al menos, inadmisible. Por eso el ciclo nació un 6 de agosto y con un poema de Vinicius de Moraes sobre la bomba atómica que explotó en Hiroshima.

Índice

Índice cronológico

6 de agosto – Hiroshima 1945
9 de agosto – Batalla de Adrianópolis 378
9 de agosto – Nagasaki 1945
10 de agosto – Louis XVI es hecho prisionero en Varennes 1792
13 de agosto – Tenochitlán cae en manos de Hernán Cortés 1520
15 de agosto – Se comienza a construir el muro de Berlín 1961
17 de agosto – Se suicida Rudolf Hess 1987
18 de agosto – Fallece Gengis Khan 1227
18 de agosto – Intento de golpe de estado contra Gorbachev 1991
19 de agosto – Asesinato de Leon Trotsky 1940
19 de agosto – Plebiscito que abre el camino del poder para Hitler 1934
20 de agosto – La URSS invade Checoslovaquia 1968
21 de agosto – Se roban la Mona Lisa del Louvre 1911
23 de agosto – Se firma el tratado de no agresión entre la URSS y la Alemania nazi 1939
23 de agosto – Son asesinados Sacco y Vanzetti 1927
24 de agosto – Nacimiento de Jorge Luis Borges 1899
24 de agosto – Se suicida Getulio Vargas 1954
24 de agosto – El Vesubio destruye Pompeya y Herculano 79
24 de agosto – Matanza de protestantes en Francia (“San Bartolomé”) 1572
25 de agosto – Stalin invade Lituania 1940
25 de agosto – Liberación de París 1944
26 de agosto – Nacimiento de Julio Cortazar 1914
26 de agosto – Batalla de Crecy (Guerra de los Cien Años) 1346
27 de agosto – Fallece Roberto “Polaco” Goyeneche 1994
27 de agosto – Explota el volcán Krakatoa 1883
28 de agosto – Marcha sobre Washington – Discurso de Luther King 1963
28 de agosto – La dictadura brasileña amnistía a los presos políticos 1979
29 de agosto – El parlamento soviético ilegaliza al Partido Comunista 1991
29 de agosto – Francisco Pizarro asesina a Atahualpa 1533
30 de agosto - Comienza el sitio de Leningrado 1941
30 de agosto – Atentado a pistola contra Lenin 1918
1 de septiembre – Comienza la Segunda Guerra Mundial 1939
1 de septiembre – Las URSS derriba un avión civil coreano 1983
2 de septiembre – Un incendio destruye Londres 1666
2 de septiembre – Se proclama la independencia de Vietnam 1945
2 de septiembre – Termina la Segunda Guerra Mundial 1945
5 de septiembre – Batalla del Marne, Primera Guerra Mundial 1914
5 de septiembre – Atentado terrorista en las Olimpíadas de Munich 1972
6 de septiembre – Se completa la primera circunvalación del planeta 1522
8 de septiembre – Fallece Francisco Quevedo 1645
8 de septiembre – Rendición de Italia en la Segunda Guerra Mundial 1943
9 de septiembre – Desembarco aliado en el sur de Italia 1943
9 de septiembre – Fallece Mao Tse Tung 1976
10 de septiembre – El Guernica retorna a España 1981
10 de septiembre – Alemania Comunista permite la emigración a Occidente 1989
11 de septiembre – Golpe de estado en Chile 1973
12 de septiembre – Se descubren las cavernas de Lascaux 1940
13 de septiembre – Mussolini agradece a Hitler su liberación 1943
14 de septiembre – Napoleón entra en Moscú 1812
15 de septiembre – Batalla de Inglaterra (Segunda Guerra Mundial) 1940
15 de septiembre – Se aprueban en Alemania las leyes de Nuremberg 1935
16 de septiembre – Masacres de Sabra y Chatila 1982
19 de septiembre – Es derrocado Juan Domingo Perón 1955
23 de septiembre - Fallece Pablo Neruda 1973
27 de septiembre – Nace Raúl Silva Henríquez 1907
30 de septiembre – Conferencia de Munich 1938
2 de octubre – Masacre de Tlatelolco 1968
6 de octubre – Comienza la guerra de Yom Kippur 1973
6 de octubre – Es asesinado Anwar el-Sadat
7 de octubre – Batalla de Lepanto 1571
7 de octubre – Los EE UU invaden Corea del Norte 1950
9 de octubre – Es asesinado Ernesto Guevara 1967
10 de octubre – Batalla de Poitiers 732
11 de octubre – Inflación en Alemania 1923
14 de octubre – Batalla de Hastings 1066
15 de octubre – Europa Occidental adopta el Calendario Gregoriano 1592
15 de octubre – Es ejecutado Pierre Laval 1945
15 de octubre – Suicidio de Hermann Goering 1946
16 de octubre – Es guillotinada Marie Antoinette 1793
16 de octubre – Son ejecutados los condenados en el juicio de Nuremberg 1946
17 de octubre – Masacre de argelinos en París 1961
17 de octubre – Es liberado el Coronel Juan Domingo Perón 1945
18 de octubre – EE UU completa la conquista de Puerto Rico 1898
18 de octubre – EE UU compra Alaska a Rusia 1887
20 de octubre – MacArthur reconquista Filipinas 1944
21 de octubre – Batalla de Trafalgar 1805
22 de octubre – Fallece Pablo Casals 1973
23 de octubre – Batalla de El Alamein 1942
23 de octubre – la URSS manda reprimir manifestaciones en Hungría 1956
25 de octubre – Batalla de Balaklava (Carga de la Brigada Ligera) 1854
26 de octubre – Es demitido de su cargo de ministro de la URSS, Georgi Zhukov 1955
28 de octubre – Marcha sobre Roma 1922
4 de noviembre – Es descubierta la tumba de Totankhamen 1922
4 de noviembre – Asesinato de Yitzhak Rabin 1995
6 de noviembre – Hassan invade el Sahara Occidental 1976
6 de noviembre – Franklin Delano Roosevelt es elegido presidente por cuarta vez 1944
7 de noviembre – Revolución Rusa 1917
8 de noviembre – Primer atentado contra la vida de Hitler 1939
8 de noviembre – Hitler intenta un golpe de estado 1923
9 de noviembre – Sartre renuncia al comunismo 1956
9 de noviembre – Krystallnacht, 1936
9 de noviembre – Cae el muro de Berlín 1989
9 de noviembre - Fallece Charles De Gaulle 1970
11 de noviembre – Termina la Primera Guerra Mundial 1918
14 de noviembre – Casi muere accidentalmente Franklin Delano Roosevelt 1943
19 de noviembre – Batalla de Stalingrado 1942
20 de noviembre – Tragedia del ballenero Essex 1819
2 de diciembre – Napoleón se autoproclama emperador 1804
7 de diciembre – Ataque japonés a Pearl Harbor 1941
9 de diciembre – Culmina el juicio a la dictadura militar argentina 1985
10 de diciembre – Se proclama la Declaración de los Derechos Humanos 1948
13 de diciembre – Genocidio de Nanking, China 1937
15 de diciembre – Termina la dictadura de Augusto Pinochet 1989
25 de diciembre – Vietnam invade Camboya – es derrocado el Khmer Rouge 1978
8 de enero – Fallece Francois Mitterrand - 1996
24 de enero – Fallece Winston Churchill 1965
27 de enero – El Ejército Rojo libera los últimos prisioneros en Auschwitz 1945
16 de marzo - Los EE UU arrasan la aldea de My Lai en Vietnam - 1968
24 de marzo – Golpe militar argentino 1976
6 de abril – Genocidio en Rwanda 1994
19 de abril – Alzamiento del gueto de Varsovia 1943
24 de abril – Genocidio armenio 1915
10 de mayo – Secuestro de Adolf Eichmann en Buenos Aires 1960
20 de mayo – Asesinato de Zelmar Michelini 1976
3 de junio – Masacre de la Plaza Tian an Men, Beijing, China 1989
6 de junio – Desembarco en Normandía 1944
10 de junio – Masacres de Lídice (Checoslovaquia) 1942 y Oradur sur Glane (Francia) 1943
17 de junio - Derrocamiento de Jacobo Arbenz en Guatemala 1954
18 de junio – Batalla de Waterloo 1815
27 de junio – Golpe de estado en Uruguay 1973
27 de junio – Manifestación por los derechos gay en New York 1969
1 de julio – Batalla del Somme, Primera Guerra Mundial 1916
3 de julio - Rescate israelí en Entebbe, Uganda 1976
4 de julio – Fallece Astor Piazzolla 1991
8 de julio – Muere Jean Moulin, héroe de la resistencia francesa 1943
16 de julio – Final del Campeonato Mundial de Fútbol en Maracaná 1950
16 de julio – Razzia nazi del Velódromo de Invierno, París 1942
17 de julio - Muere Bartolomé de las Casas 1566
18 de julio – Franco se alza contra la República Española 1936
19 de julio – Anastasio Somoza es derrocado en Nicaragua 1979
22 de julio – Los nazis hacen una razzia capturando niños judíos en París 1944
28 de julio – Es guillotinado Maximilien Robespierre 1794
31 de julio – Muere Denis Diderot 1784

X años este día – Epílogo

X años nació, como algunos de ustedes ya saben, dos años atrás, cuando tomaba una ducha para ir al trabajo en São Paulo. En ese momento escuché por la radio que una encuesta realizada el 6 de agosto en las calles de Hiroshima, había obtenido como resultado que un porcentaje abrumadoramente alto de jóvenes de esa ciudad no sabían que aniversario se recordaba ese día.
Esto me golpeó muy duro. Algo debemos hacer para combatir el olvido, la desmemoria, me dije. Y pensé en un ciclo por Internet, que recordara a las personas hechos que a mi criterio no debían ser olvidados. Hitos fundamentales de nuestra historia como especie cuyo extravío en la memoria me resulta, a mí al menos, inadmisible.
Por eso el ciclo nació un 6 de agosto y con un poema de Vinicius de Moraes sobre la bomba atómica que explotó en Hiroshima. Por sus características, el ciclo estaba previsto para ser cerrado exactamente un año después, el 6 de agosto del 2000. Pero cuando le comenté a quienes entonces recibían el ciclo esa decisión, muchos me pidieron que lo continuara. Este pedido espontáneo y el hecho de que yo era plenamente consciente de haber olvidado –ironía, para quien hace un culto de la memoria- muchísimas efemérides importantes, me hicieron reconsiderar la decisión y continuarlo un segundo año.
Repaso los temas tocados, y compruebo que en su mayor parte, hicieron los X años la crónica de las grandezas y miserias de la raza humana. Las miserias de los opresores y tiranos, las grandezas de los que resistieron esas tiranías empujando con sus vidas el tractor del progreso humano.
Leo una vez más las múltiples páginas que su conjunto ocupa y visualizo su sustancia y su razón de ser. Eclécticos como su autor, iban de los grandes temas a otros de discutible relevancia. Inconsistentes como consecuencia de mi ignorancia, mala memoria para las efemérides y escaso tiempo –el poco que dejan libres mis otros oficios de padre, marido, trabajador, lector, corredor, carpintero y montañista- se propusieron, tal vez grandilocuentemente, revitalizar la memoria. Algunos están francamente mal escritos (como el 24 de marzo) y otros son más que legibles (Mitterrand y Stalingrado son mis preferidos, los que más disfruté)
A los efectos de su pasaje a la posteridad, los dos años han sido consolidados en uno, lo que obligo a muchos cambios pues había múltiples referencias cruzadas, de un X años a otro, que debían ser alteradas pues el orden ya no era el original. Esta fue la causa de que en más de una ocasión, durante el segundo ciclo, algunos de ustedes me dijeran que había contado mal los años, es que el texto ya estaba guardado como si hubiera sido escrito un año antes.
Pero ahora ha llegado el fin definitivo. Me pregunto si habrá o no el ciclo cumplido su propósito, pero esto es algo que yo no estoy en condiciones de responder. Sólo ustedes, lectores, podrían. El objetivo de mantener viva la memoria, de combatir el olvido al que nos tiende a conducir el aparato de comunicaciones que nos rodea diariamente, el culto de un pasatismo mediático que cree poder vivir sin pasado y se niega a construir un futuro.
“Siglos haciendo la historia yo soy la memoria, no quiero morir”, dice una canción de Victor Heredia y podría muy bien ser una definición de este ciclo. “Ni olvido ni perdón” decía una consigna. Perdón tal vez, olvido ciertamente jamás, aclararía yo. “Memoria Viva” fue el nombre de una agrupación creada en Argentina para recordar el atentado a la AMIA. “Los pueblos que olvidan su pasado están condenados a repetirlo”, dijo un sociólogo norteamericano. “Never again” dice una leyenda grabada en piedra en la puerta de Dachau. “No se olviden de Cabezas”, rezan aún los graffitis en Buenos Aires. “Nikto nye zabyt, Nishto nye zabyto”. (Que nadie olvide, que nada sea olvidado) es un verso de una poetisa de Leningrado escrito después del levantamiento del sitio de esa ciudad.
Y podríamos continuar con decenas de frases o títulos o nombres o versos que de una u otra manera nos traen a primer plano la necesidad de no olvidar. En última instancia, mi intención ha sido, humildemente, la de todas esas leyendas y versos y agrupaciones: mantener vivos los recuerdos de muchas cosas. Porque nunca me he resignado a que la generación de mis hijos ignore lo ocurrido durante la generación de mis padres. Porque como se ha dicho tantas veces, nuestros muertos sólo mueren realmente cuando los olvidamos. Porque sólo estudiando Historia, podremos construir –si es que podemos- un futuro mejor. En última instancia, porque no recordar el pasado no es ser moderno, es ser suicida.
El ciclo completo estará pronto en mi página en Internet, y agregaré allí también el índice.
Nunca dediqué un X años a nadie, mucho menos el ciclo todo. Tengo ahora esa oportunidad, por eso quiero en este momento dedicar los centenares de páginas producidas y las decenas de horas invertidas en escribirlas a quienes, privados no sólo de la vida sino también del descanso eterno, no son nada más que memoria y recuerdo. A aquellos que sólo existen precisamente por que existe memoria, y sólo viven en el recuerdo de sus seres queridos. Los hombres y mujeres que al igual que los X años, están muertos casi todo el tiempo, para revivir tan sólo cuando nos acordamos de ellos.
Quiero dedicar el ciclo todo a los desaparecidos. En la esperanza que ellos jamás se desvanezcan de vuestra memoria. Y en la certeza de que jamás lo harán de la mía.

31 de julio – 217 años este día

La Ilustración fue al mismo tiempo un movimiento intelectual y un estado de ánimo. El termino no sólo define un periodo importantísimo de la historia intelectual de Europa, sino que identifica también a una filosofía y a un política que fue el fundamento teórico detrás de hombres que soñaron con la posibilidad de un mundo mejor y más racional.
Dediquemos un minuto al análisis del termino elegido para identificar el conjunto de ideas porque mediante ese ejercicio intelectual, veremos la base ideológica que soporta a la Ilustración. En inglés se habla de Enlightenment, iluminación en traducción literal. Iluminación es pues un rótulo posible en castellano. Lo de Iluminación tiene a su vez dos posibles orígenes. El más pintoresco habla de una entrevista entre Diderot y Rousseau (que fueron grandes amigos hasta que tuvieron una gran pelea) en la cual el primero se habría visto iluminado por el segundo. Otra interpretación del término es que lo de iluminación viene por la luz que la razón arroja a la interpretación de las cosas. Otro vocablo de uso en castellano para definir lo mismo, es Ilustración. En francés se hace referencia a la Ilustración como el espíritu filosófico que dominó en Le Siècle des Lumières, o sea en el siglo de la Ilustración o de las luces (de ahí el titulo de la novela de Carpentier, ambientada en pleno siglo XVIII) Por supuesto que las denominaciones anteriores en modo alguno deben confundirse con Ilustration (inglés) o Ilustration (francés) o Ilustración (castellano) o Enluminure (otra vez francés) o Iluminismo (nuevamente castellano), términos todos que hacen referencia al arte de embellecer los libros mediante dibujos, láminas o ilustraciones.
Hay dos visiones sobre este movimiento. Para una, la ilustración fue una brillante creación de una élite intelectual centrada en –claro-, París. Para otros una idea que caminaba por Europa y a la cabeza de la cual se colocó esa élite. Puede parecer lo mismo, pero no lo es. ¿Era un movimiento francés o uno internacional? Yo diría que era como una selección de fútbol del mundo, pero donde siete u ocho de sus titulares eran franceses. El término iluminación comenzó a usarse a principios del XVIII y hacia fines de ese siglo, un claro miembro de esta corriente como fue Immanuel Kant, que visualizaba un mundo libre de superstición e ignorancia (léase religión y afines)
Fue el siglo de las luces (o sea el XVIII como ya dijimos) nuestra época de gloria (quizás para hablar con más precisión, digamos el periodo entre la revolución inglesa de 1688 y la francesa de 1789 pues como se sabe los siglos no siempre van de un múltiplo de cien a otro). A fines de ese siglo vendrían los Románticos a cuestionarnos y escupir el estofado, luego los nacionalismos y los nacionalistas seguirían socavándonos en el XIX y finalmente el XX vería el retorno de la superchería y el fundamentalismo (que no es no es más que la etapa final y más elaborada de la religión o superchería, como el imperialismo es al capitalismo, podríamos decir parafraseando a Lenin). Pero el espíritu de la Iluminación (o Ilustración) no ha desaparecido por completo. La prueba está en la existencia de hombres como yo, en el liberalismo del siglo XX, en el espíritu de tolerancia que hoy es mucho mayor que en otras épocas, en el respeto por las minorías. Todas esas ideas son hijas de la Iluminación.
¿Qué períodos o ideas hicieron germinar la brillante planta de la Iluminación? No podía ser otro, claro, que el Renacimiento, que alentaba a las personas a cultivar variadas disciplinas y a no cerrar sus cabezas.
Hecha esta introducción al tiempo histórico, aproximémonos al hombre que es sujeto de este X años. Nació en 1713 en Langres, Francia y moriría el 31 de julio de 1784, fecha que espero no ser el único en estar recordando hoy. Es una casualidad no totalmente azarosa que el último X años de más de 130, esté dedicado a uno de los hombres que más admiro intelectualmente y uno de los menos recordados en este posmodernismo vulgar que nos rodea.
Se llamaba, despejemos ya la incógnita, Denis Diderot. Su más importante aporte a la historia de la Humanidad fue la obra que le tomó casi treinta años de su vida (entre 1745 y 1772), llamada la Enciclopedia. Fue esta monumental obra que en breve describiremos, el principal soporte y más importante documento y legado, de la Ilustración. Diderot se educó en los jesuitas, lo que, otra vez, no creo haya sido para nada una casualidad. Fue católico en su juventud para terminar ateo y materialista en su adultez (nadie es perfecto, no era agnóstico)
La Enciclopedia nació de esta manera: Andre Le Breton, un empresario de la época, le pidió a Diderot que le hiciera una traducción de la enciclopedia (aquí con minúscula, confío en que sabréis distinguir el sustantivo del nombre propio) de Ephraim Chambers. Diderot se abocó a la tarea con la colaboración entre otros de un distinguido matemático llamado Jean Le Rond d'Alembert (a quien mis colegas recordarán ciertamente por el famoso teorema que lleva su nombre) como co-editor, pero no se contentó con traducir un libro sino que creó una obra nueva, mucho más amplia en sus ambiciones y mucho más revolucionaria en su destino. No le alcanzó con la ayuda de D´Alembert así que pidió una mano a científicos y escritores de su tiempo y hasta a varios sacerdotes. Entre las notables mentes que tomaron parte en la monumental obra se cuentan Rousseau, Montesquieu, Voltaire y Turgot. Todos alimentaban el propósito de derrotar las oscurantistas fuerzas de los reyes conservadores y de la Iglesia. Definieron la obra como “Dictionnaire raisonné des arts et des métiers” ("Diccionario racional o razonado"), y buscaron incluir en ella todos los detalles de todos los oficios, las artes y las ciencias tal como se las conocía en su tiempo. La obra toda trasunta fe en el racionalismo, en el progreso de la sociedad bajo los auspicios y el liderazgo de la razón. Manifiesta la convicción del dominio posible del hombre sobre el entorno en el que vive, incita al lector a buscar la verdad en la ciencia y en la historia y no ya en la Biblia o en la Iglesia. Nos muestra o pretende mostrarnos que la felicidad de la humanidad esta en las manos de nosotros mismos, en manos del Hombre, capaz de todo iniciar y de todo conseguir.
El primer volumen vio la luz en 1751 (con apenas 4300 ejemplares, apenas para los estándares de hoy, muchos para la época), el último recién en 1772. Durante todo ese tiempo, Diderot sufrió la crítica y la censura de los gobiernos conservadores, que inclusive llegaron a meterlo preso un tiempo. El pico de represión se vivió en 1758 cuando la obra fue prohibida en Francia. Voltaire le ofreció continuar la publicación fuera de Francia, pero Diderot insistió en continuarla clandestinamente en su país. Terminarían siendo 28 volúmenes en total, 17 de texto y los restantes de ilustraciones de excelente factura
Pero el haber sido el principal hacedor de una de las más importantes obras de la historia de la humanidad, no hizo de Diderot un hombre rico, más bien al contrario. Cuando completó la obra no tenía un peso ni partido por la mitad y Carolina la Grande –entonces gobernante de Rusia, integrante paradigmática del llamado despotismo ilustrado, a mi juicio el mejor sistema de gobierno que la Humanidad haya jamás creado para si misma, tuvo la gentileza de comprar su biblioteca, pero lo nombró al mismo tiempo su bibliotecario, por lo que al precio de compra añadió un salario mensual en forma vitalicia. Además, le dijo que retuviera los libros y los cuidara hasta que ella se los pidiera. Una fina alma intelectual la de Carolina, que no quiso en modo alguno herir el viril orgullo de Diderot. Dios tenga el alma de la noble zarina en buen cuidado
Los ejemplares completos que hoy sobreviven de la monumental obra son rarísimos y la mayoría están en bibliotecas publicas de Francia. Hay sin embargo, ediciones modernas –parciales, claro porque quien va a reeditar 28 tomos completos- que no son del todo inhallables.
Es doloroso reconocer que Diderot y la Ilustración, aunque habiendo ganado batallas que produjeron resultados positivos hasta el día de hoy, algunos de los cuales ya hemos resaltado, en términos generales perdieron la guerra. Hoy el mundo no avanza hacia la razón sino retrocede cada día más en la oscuridad, la religión y la intolerancia. Perdimos, y es de mínima honestidad aceptar la derrota. Nuestra gran culpa frente a la Historia, Denis, fue no haber sido capaces de vencer habiendo tenido razón. O quizás, el haber depositado demasiadas esperanzas en una especie que jamás se mostró merecedora de ellas.

28 de julio – 206 años este día

Maximilien Robespierre fue el capo máximo de los jacobinos, corriente de la Revolución Francesa que tomó el poder de los girondinos en mayo de 1793, en una maniobra que podríamos llamar pustch si el término fuese aplicable a la época. Digamos más correctamente que los hechos se parecieron bastante a la forma en que Lenin y los bolcheviques tomaron el poder en Rusia en 1917.
Robespierre lideró un comité de doce miembros en total, que se hizo famoso por el curioso nombre que ostentaba: Comité de Santé Publique (CSP), aunque no tenía nada que ver con hospitales ni vacunas –que aún no existían en la época, claro-, sino más bien con la salud entendida en un sentido más social y sobretodo más mesiánico.
El CSP –no se lo abreviaba así entonces ni hoy en día, por no ser esta una costumbre francesa- fue quien realmente condujo el estado francés durante la fase más radical de la Revolución Francesa; sus miembros eran elegidos por la Convención Nacional. Más que nadie en la Historia, creo, Robespierre representa al mesiánico convencido de la verdad de su pensamiento, y dispuesto a cortarle la cabeza –literalmente- a todo aquel que no fuera capaz de ver la luz como él la veía, o creía verla.
Sería un error, sin embargo, reducir la tarea del CSP a su parte más conocida – la decapitación masiva- ya que fue un órgano de gobierno que hizo muchas otras cosas, entre otras organizar un ejército que defendiera a la Revolución de las potencias realistas europeas. Pero el terror fue su marca de fábrica. En cinco meses, entre septiembre de 1793 y febrero de 1794, el CSP mandó ejecutar 269 personas.
Otro revolucionario y colega de Robespierre fue Georges Danton (recordarán la reciente película con Gerarld Depardieu en el rol de Danton). En la paranoia de decapitar traidores, Robespierre mandó al propio Danton a la guillotina por intentar parar la máquina de terror que estaba en pleno funcionamiento. Cuenta la leyenda –no me consta si es hecho histórico- que cuando era llevado camino al patíbulo, Danton se dirigió al balcón desde donde lo observaba Robespierre y le dijo: “Tu me suivrá” (Tu me seguirás). Proféticas palabras. En julio de 1794, Robespierre amenazó a la propia Convención Nacional, por considerarla timorata y culpable de no hacer avanzar la revolución todo lo rápido que él consideraba necesario –típica forma de pensar de los lunáticos mesiánicos, los que se consideran cruzados de una gran causa-. La Convención le dio a probar su propia medicina, lo que ocurrió en la plaza de la Revolución –hoy Place de la Concorde- el 10 Thermidor, (28 de julio de 1794, el calendario revolucionario había entrado en vigor en Septiembre de 1793), cuando Robespierre contaba apenas 36 años. Antes de ser guillotinado, intentó suicidarse en la cárcel, pero aparentemente no era tan bueno para matarse a sí mismo como a los demás, y sólo consiguió destruirse la mandíbula, la que llevaba colgando al momento de su ejecución.
Lo que sigue es una parte –pequeña, el texto completo es larguísimo y sus discursos abundantísimos, hay unos 500- del discurso de Robespierre a la Asamblea Nacional pronunciado el 5 de febrero de 1794. Es en parte el sustento teórico de la política que Robespierre llevó a la práctica:
“Si la fuente de un gobierno popular en tiempos de paz es la virtud, en la revolución lo son al mismo tiempo la virtud y el terror. Virtud sin la cual es terror es fatal. Terror, sin el cual la virtud es impotente. El terror no es otra cosa que la justicia, rápida, severa, inflexible. Es por lo tanto una emanación de la virtud. No es tanto un principio especial como la consecuencia del principio general de la democracia aplicado a las necesidades más urgentes de nuestro país. Se ha dicho que el terror es el principio de un gobierno despótico. ¿Acaso nuestro gobierno parece despótico?…Sometamos por medio del terror a los enemigos de la libertad y estaremos haciendo lo correcto, como fundadores de la República. El gobierno de la revolución es el despotismo de la libertad contra la tiranía…”
En la notable edición ilustrada de la Histoire de France de Georges Duby (et al), obra por demás cara –la última vez que pregunté en París costaba como 500 dólares, compré finalmente la edición común a un precio normal- pero accesible en toda buena biblioteca pública, hay una reproducción notable de un retrato de cuerpo completo de Robespierre. Me asombró tanto que fui a ver el cuadro original al Musée de la Cité, en el parisino barrio de Le Marais. Un museo poco frecuentado que apostaría desconocen inclusive muchos de los que tienen el privilegio de frecuentar con asiduidad la capital francesa. Impresiona que un hombre tan joven, de trazos tan delicados –casi diría femeninos-, tan bello y apacible, haya protagonizado semejante rol histórico.
Pero esta terminaría siendo una crónica injusta si dejara en ustedes la idea que Robespierre era un psicópata al estilo hitleriano. No fue tan así. Fue juez, diputado y presidente, admirador de Rousseau –se dice que dormía con sus obras-, protector de actores y judíos cuando estos eran discriminados, y sobretodo, obsesivamente preocupado por obtener en su país una justa distribución del ingreso económico y un igualitario acceso a la salud y la educación. Fue un patriota, en el sentido que el término se entendía entonces, y ayudó a defender al estado francés de la agresión realista del exterior y de las rebeliones varias en el interior. Sus métodos eran bastante extremistas, claro, esto es innegable. Pero ese extremismo hay que ubicarlo en el contexto de hace doscientos años. En resumen, Robespierre era, como nosotros, un hombre de su tiempo.

22 de julio – 56 años este día

Corrían las últimas horas del viernes 22 de julio de 1944 cuando el capitán de las SS asignado a París, Alois Brunner, comandante del campo de Drancy termina de abrocharse su elegante uniforme negro. Inmediatamente después, sale a comandar personalmente una razzia masiva a escuelas, guarderías y colegios judíos de la región. Los aliados se encontraban a las puertas de París (demorarían menos de un mes en liberar esa ciudad) pero esto no tuvo ninguna influencia en la decisión de Brunner.
A las 10 de la noche se presentó personalmente, acompañado de dos “policías semitas” en la escuela de Secretan (Avenida Secretan, número 70, en el 19 arrondisement). Normalmente estudiaban allí adolescentes, pero en ese momento estaba lleno de niños provenientes de otro centro judío bombardeado unos días antes. Dos camiones son colocados bloqueando la puerta para evitar toda fuga. Los policías registran la escuela y arrean a los 24 niños y adolescentes de 4 a 12 años, los que no tienen ni siquiera la oportunidad de quitarse los pijamas. Son llevados al campo de Drancy. La razzia continua. A la 1 de la mañana llegan al centro Vauquelin, en el 5 arrondisement. Sesenta y dos niñas y adolescentes son llevadas de este lugar, también con destino a Drancy. A las dos de la mañana de esa trágica madrugada los verdugos llegan al centro educacional de Saint-Mande (5 Rue Granville). De aquí se llevan veinte niños.
Pero la razzia no había aún terminado. Nacían las primeras luces sobre París cuando el ómnibus de Brunner llega al centro ubicado en el número 21 de la Rue Francois Debercque (en Montreuil-sous-Bois). De aquí son cargados otros dieciocho niños. Una niña intenta esconder a su hermano menor en un tarro de basura, pero el llanto del pequeño lo delata y frustra el intento.
En Louvenciennes, su durmió bien esa noche hasta las 6 de la mañana. A esa hora la calma fue interrumpida por las botas de Brunner y sus soldados que aún no habían dado la noche por terminada. Aquí son arrestados 43 niños.
Durante la mañana del 22 de julio, Brunner decidió dormir, pero mandó en su lugar a Gerbin (otro SS) al número 67 de la rue Edmond Nortier en Neuilly-sur-Seine. Esto era una guardería por lo que todos los niños tenían menos de 4 años. No tengo el dato de cuantos fueron llevados de aquí.
El 23 de julio hubo dos razzias más en escuelas de La Varenne. Las cuidadoras, prevenidas por lo sucedido un día antes en otros establecimientos, escondieron a muchos, pero aún así fueron llevados 28 niños. El 25 de julio Brunner en persona exige la entrega de 17 niños de la guardería de Neuilly, que habían conseguido escapar el día anterior.
En total, Drancy registro el ingreso de 257 menores en ese breve período de tiempo. Estaba previsto enviarlos e Auschwitz en el Convoy número 77, que parte efectivamente con ese destino el 30 de julio. Además de 232 niños lleva adultos totalizando exactamente 1300 personas. Sólo retornarían con vida 32 adolescentes.
El campo de Drancy fue liberado por los aliados el 18 de agosto de 1944, apenas dos semanas después de estos hechos. Brunner escapó hacia Checoslovaquia donde los pocos meses que aún le quedaban a la Segunda Guerra Mundial se las arregla para deportar 13500 judíos eslovacos hacia Auschwitz. Contracción al deber, eso jamás le faltó a Brunner.
El 2 de marzo de este año (si, recién en el 2001) Alois Brunner fue condenado en ausencia a cadena perpetua. Jamás fue hecho prisionero. La información usada para escribir estas líneas fue extraída de la prensa parisina durante mi visita en abril.
Se sabe que Bruner se refugió en Siria después de la guerra pero se ignora si al día de hoy aún vive o está muerto. Jamás pagó por sus crímenes. Si vive, está por celebrar su cumpleaños número 88. La última vez que estuve en París pasé por uno de estos colegios, en cuyo frente existe una placa que recuerda estos hechos. Claro que tomé una foto que agregaría a este texto, si no fuera porque el mismo no la necesita para ser elocuente.
Eran niños. Podía haberle tocado a sus hijos.

19 de julio – 21 años este día

“En Nicaragua, siempre será 19 de julio”.

Es el texto de una pintada mural o graffiti que leí una vez, en una pared de algún pueblo de Nicaragua en 1984, cuando presencié la toma de posesión de Daniel Ortega, presidente sandinista de ese país.
Yo tengo un especial afecto por la revolución sandinista, afecto que no comparto con ningún otro movimiento revolucionario de nuestro continente. Y paso a explicarles porque: Como los veteranos de ustedes recuerdan por haberlo vivido, y los otros quizás sepan ahora, el movimiento revolucionario sandinista (llamado Frente Sandinista de Liberación Nacional, o FSLN) derrocó a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle–que había sucedido a su padre, Anastasio Somoza García, dándole al régimen un carácter monárquico además de dictatorial, tipo Duvalier en Haití, digamos-. Tachito, como se lo llamaba a Anastasio Somoza (h), precisamente porque a su padre se lo conocía como Tacho, fue un típico dictador latinoamericano, como Porfirio Díaz, como Trujillo, como Batista y tantos otros. El FSLN tomaba su nombre de Augusto Cesar Sandino, líder guerrillero que combatió la intervención norteamericana en Nicaragua, y murió en una emboscada de la Guardia Nacional de Somoza García (o sea, el padre), en 1934.
Está más allá de toda discusión o partidismo, el reconocer que la revolución sandinista amalgamó en torno de sí a la totalidad de la oposición nicaragüense y fue apoyada por todos los sectores políticos progresistas, tanto de su país como del exterior.
En la revolución que concluyó el 19 de julio de 1979, fecha que hoy recordamos, murieron muchísimas personas. Los recursos de un país ya pobre fueron diezmados por la guerra. Lo poco que sobró, se lo llevó Somoza a sus cuentas en el exterior, antes de refugiarse en Asunción del Paraguay, donde Gorriarán Merlo, un guerrillero argentino de larga experiencia, lo hizo volar en pedazos algunos años después. Los sandinistas tenían pues, todas en contra. Así y todo, alfabetizaron a casi todo el mundo “Ahora ya sé leer, ahora ya no me vuelven a joder” fue algo que escribió un alfabetizado por esa gigantesca campaña. El texto era exhibido en el Museo de la Alfabetización, que tuve oportunidad de conocer en Managua. Hicieron una importantísima reforma agraria y pusieron el país más o menos a andar. Pero no es solamente de estos logros que nace mi reconocimiento. Proviene sobre todo del mayor legado que el sandinismo le hizo a Nicaragua, el haberle dado la capacidad de elegir sus gobernantes. Recordemos que el único ejército del país era sandinista, o sea, de no haber querido dejar el poder, nadie hubiera podido forzarlos a hacerlo. Así y todo, un día organizaron elecciones, no las robaron, perdieron, y se fueron por la puerta de servicio. Un acto de grandeza que no tuvo nunca ningún movimiento revolucionario de nuestro pauperizado continente, donde las revoluciones a veces empiezan ya podridas, y cuando no, se pudren enseguida, carcomidas por la ambición o el deseo de eternizarse en el poder de sus protagonistas.
Por todo esto, yo creo que nunca debemos olvidar a la revolución sandinista, que no fue una más en la historia sino que brilla con luz propia en el por demás sucio manual de historia latinoamericana.

18 de julio - 64 años este día

El alzamiento de Francisco Franco en las islas Canarias comenzó en realidad el 16 de julio de 1936, tomó algo de fuerza el día 17 pero fue recién el 18 que se extendió a “tierra firme” (España continental) y fue también en ese día que Franco emitió su famoso comunicado al pueblo español, por lo que es el 18 de julio, fecha que hoy recordamos (con tristeza), la que se ha decidido sacralizar como inicio de la Guerra Civil Española. También un 18 de julio se juró la Constitución Uruguaya pero no es el sujeto de este X años. También un 18 de Julio nació Jorge Barros, pero tampoco de eso estamos ocupándonos ahora. No se sienta del todo mal, Jorge, Enrique también comparte con Ud. esa cruz –la de haber nacido en el aniversario de un día luctuoso, en el caso de Quique, Hiroshima- No digo que no puedan ambos celebrar vuestros aniversarios como todo el mundo, en su derecho están de hacerlo, sólo que yo no tendría estómago para levantar copas o apagar velas un 18 de julio o un 6 de agosto. Pero no me pasen bola, es mi personal y enfermiza manera de internalizar la Historia.
Empecemos por el principio. ¿Cuando usamos la expresión “guerra civil”? Lo hacemos cuando queremos dar a entender que el conflicto enfrentó fundamentalmente a ciudadanos de una misma nación. Así, hablamos de guerra civil uruguaya, norteamericana, española y tantas otras. El término guerra civil tiene una connotación de “guerra aún más absurda que las otras, porque es entre hermanos”. Yo rechazo el concepto. No es más guerra una guerra entre compatriotas que una guerra cualquiera. No es más hermano de un madrileño un catalán que un montevideano. Mi internacionalismo no acepta con mucha facilidad la expresión Guerra Civil, pero es claro que no seré yo quien muda la terminología histórica, y el conflicto que afectó a España entre 1936 y 1939 seguirá conocido por siempre como Guerra Civil Española.
Todos conocemos un refugiado español que tenía una zapatería a la vuelta de casa, o un bar en la esquina del colegio secundario. Por eso el conflicto lo hemos vivenciado desde siempre. Es difícil encontrar en la historia una guerra más justa, donde los buenos y malos hayan estado tan nítidamente definidos. Hay un grupo de hombres a los que yo desearía especialmente recordar en esta ocasión. Y esto sin quitarle mérito a los españoles que defendieron a la Segunda República, pero es claro que ellos defendían su tierra, su libertad y su democracia. Estos otros a los que me refiero, llegaron a España desde los cuatro rincones del mundo, arriesgándolo todo a cambio de nada, sólo para defender una causa que creían justa. Me refiero, claro, a las Brigadas Internacionales.
Mucho se ha escrito sobre la participación extranjera en ambos lados del conflicto español: hubo como se sabe tropas regulares italianas y alemanas en el lado nacionalista y además de las Brigadas Internacionales, hubo apoyo a la República por parte de México y de la URSS, aunque ninguno de estos países regaló nada, vendieron y a buen precio el armamento, en algunos casos de dudosa calidad, como el mexicano. Mientras las potencias occidentales permanecían neutrales, Italia y Alemania inundaban el flanco nacionalista con armamento de última generación. La participación extranjera no fue “más o menos la misma para los dos lados” como muchas veces se nos pretende hacer creer. Fue desmesuradamente a favor de Franco. Pero la gran diferencia es que mientras italianos y alemanes pelearon obligados por sus países, como militares que eran, los brigadistas lo hicieron voluntariamente. La flor y nata de una generación hoy nonagenaria que tenía en su cabeza un futuro de justicia social y libertad, sin preocuparse por individual success o professional achievements como los jóvenes de hoy en día. Se trabó en España la primera batalla que el mundo encararía contra el fascismo.
Los brigadistas fueron en total unos 35 o 40 mil, aunque nunca hubo más de 18 o 20 mil simultáneamente en suelo español. Venían de Francia la mayoría (diez mil según Thomas, veinte mil según la Britannica), pero también de Alemania, Austria, Inglaterra, EE UU, México, República Checa, Rusia, Ucrania, Italia, Canadá, Yugoslavia, Suiza, Hungría, Escandinavia (principalmente Suecia), y otras 52 naciones. No me consta que haya habido sudacas, pero es bien probable, ya que no tengo la lista de esos otros 52 países. Pelearon como leones en casi todos los frentes, pero su actuación más destacada fue en la defensa de Madrid, en noviembre de 1936, cuando consiguieron impedir que las tropas nacionalistas –¿Me dejan llamarlas fascistas? Es bien más claro- cruzaran el río Jarama. “No pasarán” era la consigna de la época, y no pasaron. Franco, auxiliado por la Legión Cóndor (la que bombardeara Guernica) y tropas africanas, no pudo cruzar el Jarama. Cuando vayan a Madrid pregunten por el puente Arganda, ese fue el centro del combate. Al pie de ese puente hay centenares de brigadistas enterrados. Algunos les atribuyen este éxito militar exclusivamente a las Brigadas Internacionales, lo que es una exageración. Había 1900 brigadistas en Madrid y con ese número nunca hubieran podido parar a los nacionalistas, la participación de los españoles fue decisiva. Pero el punto es que las Brigadas tuvieron un rol militar fundamental en la defensa de la capital española y no sólo eso, también en el mantenimiento de la moral combatiente de los soldados republicanos. Ellos, al verlos, sabían que la humanidad bien pensante y progresista estaba de su lado.
Hubo varios famosos entre los brigadistas, aunque sus cuadros se nutrieron fundamentalmente de trabajadores anónimos. George Orwell, el escritor inglés autor del famoso 1984 (‘Big brother is watching you…”) fue uno de ellos y escribió un libro imperdible (difícil de encontrar, yo lo tengo, edición Penguin) titulado Homage to Catalonia. (Homenaje a Cataluña, no sé si existe traducción al castellano). Relata sus vivencias y en particular cuenta lo ocurrido en Barcelona, cuando durante casi una semana republicanos anarquistas y republicanos comunistas se tirotearon como si fueran enemigos. Prueba triste que hasta en los bandos correctos de la historia hay mucha miseria humana y sectarismo absurdo. Orwell estaba en la ciudad en ese momento y vivió lo que cuenta. Otro famoso colaborador de la Segunda República Española (aunque no me consta si integró las Brigadas Internacionales) fue Ernest Hemingway, cuya obra For Whom the Bells Tolls (Por quién doblan las campanas) se basa en lo vivido en esos años. (En realidad hay una segunda obra de Hemingway ligada a España, una pieza de teatro titulada The Fifth Column, dos años anterior a Por quién…, pero está medio olvidada.) Entre los franceses, el más conocido es probablemente André Malraux, que creó en España una compañía de aviadores, de la que fue coronel. Sus experiencias de brigadista están narradas en L’espoir (La Esperanza). Un brigadista que logró una gran carrera en su país de origen fue el Mariscal Tito (Yugoslavia). Con el tiempo, y en la medida que no había suficientes extranjeros voluntarios, se amplió el criterio de aceptación a las divisiones de las Brigadas Internacionales, permitiéndose el enrolamiento de españoles. Para fines de 1938, había más nacionales que extranjeros en los cuadros de las Brigadas.
Llegamos así a noviembre de 1938. Estamos en Barcelona. Tenía lugar en esos días la decisiva batalla del Ebro, que la República terminaría perdiendo. Con esa derrota, se desvanecería toda esperanza de una resistencia republicana efectiva. De ahí para adelante, fue crónica de un final anunciado. Escasos meses antes había tenido lugar la conferencia de Munich, a la que le dedicamos un X años exclusivo para ella como espero recordarán mis viejos lectores. Simultáneamente a Munich, los líderes europeos menores (entre ellos Juan Negrín, Primer Ministro de la República Española) se reunieron en Ginebra y acordaron la retirada de todos los extranjeros involucrados en la Guerra Civil Española.
Así, llegó el 15 de noviembre de 1938, día en que la totalidad de los brigadistas extranjeros todavía presentes en suelo español, fueron despedidos formalmente en Barcelona por las autoridades de la República. Hablaron Negrín y Dolores Ibarruri, alias “La Pasionaria”, legendaria dirigente comunista española, que tuvo un hijo que se desquitó de los fascistas venciendo a los nazis en Stalingrado, era capitán del Ejército Rojo, hablamos de él en el X años dedicado a la batalla de Stalingrado. Otros republicanos españoles tuvieron su revancha cuando la liberación de París, ciudad en la que entraron con una formación completa de veteranos de España (tema también tocado en un X años anterior).
Rescato las palabras de La Pasionaria en ese acto de despedida, porque fueron fuertemente emotivas:

“¡Madres! ¡Mujeres! Cuando los años hayan pasado y las heridas de la guerra hayan cicatrizado; cuando el nebuloso recuerdo de los dolorosos, sangrientos días retorne en un presente de libertad, amor y bienestar; cuando los sentimientos de rencor hayan desaparecido y cuando el orgullo de vivir en un país libre sea sentido por igual por todos los españoles, entonces, hablen a vuestros hijos. Cuéntenles de las Brigadas Internacionales. Cuéntenles como, cruzando ríos y montañas, atravesando fronteras erizadas con bayonetas y perros entrenados para arrancar sus carnes, estos hombres alcanzaron nuestro país como cruzados por la libertad. Ellos abandonaron todo: sus amores, su país, casa y fortuna –padres, madres, esposas, hermanos, hermanas e hijos- y vinieron a decirnos: “Estamos aquí, tu causa, España, es la nuestra. Es la causa de toda la humanidad progresista y avanzada”. Hoy ellos nos dejan. Muchos de ellos, miles de ellos, quedan aquí, con la tierra española como techo, y todos los españoles los recuerdan con el más profundo sentimiento.

Se dirigió luego a los brigadistas de esta manera:

¡Camaradas de las Brigadas Internacionales! Razones políticas, razones de estado, el bienestar de esa misma causa por la cual habéis ofrecido vuestra sangre con infinita generosidad, os envía de vuelta. Algunos de vosotros a vuestros países de origen, otros al exilio forzado (*). Podéis partir orgullosos. Vosotros sois Historia. Vosotros sois legenda. Sois el ejemplo heroico de la solidaridad de la democracia y de su universalidad. No los olvidaremos, y cuando el árbol del olivo de la paz florezca nuevamente, mezclado con los laureles de la victoria de la España republicana, vuelvan”

(*) Se refiere particularmente a los alemanes, que no podían volver a Alemania, entonces en el apogeo del nazismo, y estaban condenados a ser errantes.
Traducido de la versión en inglés publicada por Hugh Thomas en su notable “The Spanish Civil War”, obra que recomiendo fuertemente. Puede por tanto no reflejar exactamente el original en castellano debido a la doble traducción. Existe edición de esta obra de Thomas en castellano.

El futuro a partir de allí no sería fácil. Los ex-brigadistas entraban al exilio, la indiferencia, la cárcel, la pobreza, el suicido. El olvido.
En 1995, las Cortes (parlamento) ofrecieron ciudadanía española a todos los brigadistas aún vivos, cumpliendo una promesa que les hizo Negrín en el acto mencionado. Con ese objetivo, recibir la ciudadanía española, se reunieron por última vez en Madrid en Noviembre de 1996, 370 sobrevivientes. Después de medio siglo de olvido y desprecio, al fin alguien se acordaba de agradecerles. Uno de ellos comentó a un periodista norteamericano: "Let me say to the men and women who fought here, it is not Spain that owes us a vote of gratitude. It is we who honor and express our gratitude to the Spanish people for the opportunity to resist fascism." (Permítanme decirle a los hombres y mujeres que pelearon aquí, que no es España quien nos debe a nosotros un voto de gratitud. Somos nosotros que fuimos honrados y expresamos nuestra gratitud al pueblo español por la oportunidad de resistir al fascismo”)
Dos filmes notables sobre el tema, que alguna vez tuve oportunidad de ver en Berkeley pero nunca más reencontré son The Good Fight (La Causa Justa) e Irreconciliable Memories (Recuerdos irreconciliables). El primero es historia de la Guerra Civil, el segundo reportajes a octogenarios ex-brigadistas y octogenarios ex-integrantes de la División Cóndor. Otro registro interesante es un Long Play que había en mi casa de Montevideo con canciones de la Guerra Civil Española.
No olviden hacer lo que indicó La Pasionaria: Háblenle a vuestros hijos de las Brigadas Internacionales. Recuerden que los muertos sólo mueren del todo, cuando una generación completa los olvida.

17 de Julio – 434 años este día

Bartolomé de las Casas, que es de quien conversaremos hoy, nació se supone que en Sevilla, en agosto de 1474. En el año 1502 dejó España y viajó a Hispaniola como soldado (la isla que hoy llamamos de Santo Domingo, donde están Haití y República Dominicana). Como recompensa por su participación en varias expediciones, le fue dada una encomienda (tierra con indios incluidos para trabajarla). Quizás haya sido el primero en ser ordenado en América, pues se tornó sacerdote en 1512 (o 1513, no hay certeza). En 1513 tomó parte de la conquista de Cuba –que mató muchos indios- y recibió más nativos como recompensa. Durante los primeros doce años de su permanencia en América participó activamente de la conquista del Caribe, pero siempre con preocupación por la suerte de los indios. En 1514 devolvió sus indios al Gobernador. En 1515 volvió a España para defender los derechos indígenas más cerca del centro de toma de decisiones. Uno de sus seguidores más importantes fue Francisco Jiménez de Cisneros, arzobispo de Toledo y futuro co-regente de España. Con su apoyo, Las Casas fue nombrado procurador-sacerdote de las Indias y volvió a América en noviembre de 1516, para retorna otra vez a España al año siguiente.
En 1519 convenció a Carlos I (futuro emperador Carlos V) de crear una ciudad donde españoles e indios fueran libres. El rey aceptó y el experimento se llevó adelante en el norte de Venezuela. Fue un fracaso total, los colonos españoles le hicieron la guerra y hasta los propios indios atacaron la ciudad. La idea murió en 1522.
Frustrado, volvió a Santo Domingo y se hizo monje dominicano en 1523. Poco después comenzó a escribir Historia apologética, una de sus obras más importantes y que serviría de base para su Historia de las Indias, su trabajo más destacado -que no fue publicado hasta después de su muerte por expresa decisión suya-. Durante la preparación de estos textos, mandó varias cartas a España denunciando crímenes contra los indios.
En 1539 inició otro experimento de convivencia pacífica de españoles con indios en Costa Rica, que esta vez no fracasó como el anterior. Retornó una vez más a España a defender la causa india basado en esta experiencia. Su influencia sobre Carlos V hizo fueran aprobadas las Leyes Nuevas, las que establecían que la encomienda no era hereditaria y que los indios debían ser liberados al fallecer el encomendero. Las Casas fue nombrado obispo de Chiapas y en 1544 vuelve a América a asumir el cargo. Su posición pro-derechos de los indios le ganó la oposición de todos los españoles, incluido el clero, y esto lo obligó a retornar otra vez a España en 1547.
Ahora viene el período más fructífero de la vida de Las Casas. Entró en una muy estimulante polémica con Juan Ginés de Sepúlveda, que era su alter-ego. Muy capaz y preparado como Las Casas, pero defendiendo la tesis contraria, que los indios eran inferiores a los españoles y estos tenían derecho a dominarlos.
Escribió muchas obras más, además de cartas y pedidos varios, siempre pidiendo y manifestándose a favor de los indios. Murió en Madrid el 17 de julio de 1566, fecha que hoy recordamos, a los 92 años de edad.
Quienes siempre andan buscando el pelo en la sopa, le critican a Las Casas no haber defendido con igual ahínco los derechos de los africanos. En ocasiones Las Casas propuso – y en esto se basa la crítica- la sustitución de indios por africanos para salvar a los nativos americanos de un trabajo agobiante. La crítica es tramposa e invalida por dos motivos: el primero es que el propio Las Casas, en sus últimos años de vida hizo un mea culpa y reconoció este error. El segundo es que eso es no valorar lo que de muy positivo hizo Las Casas. Es mirar el vaso por el lado medio vacío en lugar de reconocer que está medio lleno.
Bartolomé de Las Casas fue el primer europeo a percibir la injusticia intrínseca del sistema colonial y me pareció que bien merecía un X años. Mi padre llevaba su nombre. Ignoro si en su homenaje.

16 de julio – 58 años este día

El 16 de julio de 1942, 12884 judíos franceses fueron retirados a la fuerza de sus casas para ser enviados a campos de concentración en Alemania. Siete mil de ellos fueron albergados transitoriamente bajo el techo de vidrio del estadio ciclista de París, o Vélodrome d’Hiver, conocido popularmente como Vél d´Hiv. El lugar dio su nombre a la razzia que pasó a la historia como “la razzia del Vél d´Hiv”.
La vista del estadio pasó después de la guerra a ser un recuerdo comprensiblemente insoportable para los parisinos, por lo que fue demolido. Hoy hay una placa recordatoria en el lugar.
Un notable filme de Joseph Losey con Alain Delon donde se muestra el Vél d´Hiv y toda la circunstancia histórica que lo rodeó es Mr. Klein, imperdible peliculón, pero difícil de hallar en tiempos de videoclubes y DVDs.

16 de julio - 50 años este día

El estadio se había inaugurado exactamente un mes antes, el 16 de junio de 1950, para ser usado en la copa del mundo de ese año, la primera después de la Segunda Guerra Mundial. Era entonces –y continúa siéndolo al día de hoy- el mayor del mundo.
El campeonato de 1950 era raro, dos grupos tenían cuatro equipos, uno tres y otro dos. Esto porque algunos países se retiraron a último momento, como por ejemplo India, que no participó ¡por no habérsele permitido a sus jugadores participar descalzos! El grupo de dos era precisamente el de Uruguay que para pasar a la segunda fase sólo precisó vencer al débil equipo boliviano, lo que hizo por 8 a 0 (con cuatro goles de Schiaffino).
Brasil había tenido una actuación más que digna en la etapa previa. Comenzó goleando a México 4 a 0, luego empató con Suiza 2 a 2 y le ganó a Yugoslavia 2 a 0.
Con esto pasó a la segunda fase con Uruguay, España y Suecia. Brasil batió a Suecia 7 a 1 a y a España 6 a 1. Como comparación, Uruguay consiguió apenas empatar con España (4 a 4) y le ganó sólo 1 a 0 a Suecia.
En resumen, Brasil llegaba al juego final con 13 goles a favor y uno en contra, mientras que Uruguay lo hacía con 5 a favor y 4 en contra. En diferencia de goles, esto quiere decir 12 para Brasil y sólo 1 para Uruguay. Las apuestas, que por supuesto ya existían en esa época, estaban 10 a 1 a favor de Brasil. No participaron en 1950 ni Alemania, ni Argentina, ni Hungría, tres de los buenos equipos de esos tiempos.
El diario “O Mundo” de Río de Janeiro publicó una foto de los once brasileños con el título “Estos son los campeones del mundo”. Con ella se forraron todos los baños de la delegación uruguaya para doblarlos psicológicamente. Zizinho, cerebro del equipo brasileño y según muchos segundo mejor jugador de este país de todos los tiempos (luego de Pele, obviamente) había firmado centenares de fotos con el rótulo “Brasil campeón” estampado sobre ellas.
Todo estaba preparado para la victoria del local. No había escenario alternativo. Más de 170 mil entradas vendidas y 200 mil espectadores (diferencia = colados, 155 mil era entonces la capacidad oficial total) llenaban hasta los pasillos para ser testigos históricos de lo que se suponía sería la victoria verde-amarilla.
La reglamentación entonces era diferente, ganaba el mejor del grupo de cuatro, con lo cual los resultados anteriores pesaban en la final –no como ahora-. Como ya dijimos Brasil tenía más puntos y por tanto con empatar era campeón del mundo. Como si esto fuera poco, a un minuto de empezado el segundo tiempo, un pase de Ademir a Friaca y gol de Brasil. El delirio duró más de tres minutos. Curiosamente, por desinteligencias en el equipo brasileño, la instrucción del técnico, que era todos a la olla y a defender el resto del segundo tiempo –como era completamente lógico dado el resultado- no se implementó. Brasil continuó jugando con buena parte del equipo adelantado.
A los 21 Alcides Gigghia, puntero derecho uruguayo, recibe un pase de Obdulio Varela, escapa de la marca de Bigode, y coloca un centro al área donde estaba Schiaffino que decreta el empate.
A los 34 minutos y faltando sólo once para la finalización del partido, Ghiggia, vuelve a liberarse de la marca de Bigode. Éste esperaba que el puntero uruguayo repitiese el centro a Schiaffino y se aprontó para ello. Pues no, Ghiggia siguió derechito hasta el arco, mandándola suave, contra el ángulo izquierdo del golero Barbosa, quien habría de cargar eternamente con la culpa (murió este año, en abril). Algunos jugadores se exilaron en distintas partes del distante interior brasileño. El capitán al día de hoy no responde el teléfono para que no lo gasten o maldigan. Hubo suicidios varios, llantos infinitos. Un país se desplomaba en la sorpresa.
Cuando visité ese estadio, devenido una especie de meca para los uruguayos, hice hincapié en pisar el pasto, lo que no está permitido pero es posible, y besar la sagrada línea blanca del arco donde la pelota entró dos veces. Hasta me traje un pedazo de cemento del estadio para mi casa.
Ninguna fecha marcó tan dramáticamente la historia brasileña como el 16 de julio. Ni siquiera el suicidio de Getulio Vargas (que también fue sujeto de un X años oportunamente). Por eso es sociológicamente importante.
Pero la verdad que no decidí recordarla por razones históricas o sociológicas o nada de eso. El 16 de julio entró en la historia y en X años por motivos puramente deportivos, fue la más importante victoria futbolística uruguaya de todos los tiempos. El equipo oriental estaba integrado por, Máspoli, Gonzáles, Tejera, Gambetta, Varela (capitán), Andrade, Ghiggia, Pérez, Miguez, Moran y Schiaffino. Hasta el año pasado, nueve de ellos aún vivían, entre ellos Máspoli, Ghiggia y Schiaffino.

8 de julio – 57 años este día

Jean Moulin nació un 20 de junio de 1899 en Béziers (Francia, claro) y murió el 8 de julio de 1943. Este X años estará dedicado en su totalidad a su memoria y a recordar las circunstancias de su fallecimiento.
Hablarle de Jean Moulin a los franceses de ustedes es tan innecesario como necesario es recordárselo a lo que no son franceses. Quiero decir, Moulin es una figura emblemática dentro del Hexágono pero relativamente desconocido fuera de él.
Después de recibirse de abogado en Montpellier, Moulin entró en el servicio público de su país. Fue el más joven subprefecto (especie de intendente de segundo nivel) al alcanzar ese cargo en 1930 (tenía responsabilidad por un arrondissement o barrio). En 1937 llegó a ser prefecto (otra vez, el hombre más joven a haber alcanzado esa posición en Francia, fue en el departamento de Eure-et-Loir)
Cuando los alemanes ocuparon su departamento, se negó a firmar lo que ellos le pusieron sobre la mesa e intentó suicidarse. Pero este fue su único intento de resistir mediante una fuga hacia la nada, pues enseguida decidió usar otros medios más eficaces de oponerse a la ocupación, por lo que luego de ser despedido por los nazis de su puesto, se unió a la Resistencia y escapó a Inglaterra. Retornó a Francia el 2 de enero de 1942 como delegado general de Charles de Gaulle para la zona ocupada (recordemos que los alemanes habían dividido Francia en dos partes formalmente diferentes, una estaba bajo ocupación directa de los alemanes y la otra bajo ocupación indirecta, mediante la intermediación de la administración títere de Vichy)
Max –tal su nom de guerre- tuvo un rol fundamental en la organización de los maquis –(como se dio en llamar a los resistentes franceses, desconozco la génesis del término, me gustaría conocerla si alguien puede informarme). También tuvo papel relevante en la creación del Consejo Nacional de Resistencia, -del que fue primer chairman en mayo del 43-, que unía a todos los grupos no-comunistas, asegurando el control por parte de de Gaulle sobre ese Consejo.
El 21 de Junio de 1943 fue arrestado por la Gestapo en Caluire, cerca de Lyon. Torturado salvajemente en diversas prisiones, murió en un tren que lo trasladaba a Alemania. El jefe de la Gestapo en Lyon era Kalus Barbie, a quien todos, creo, recordamos bien (fue recientemente juzgado en Lyon)
Un rol fundamental en la captura de Moulin y de otros resistentes en ese mes le cupo a "K30" (tal su identificación en el servicio secreto alemán), clave con que se conocía a Robert Moog, un francés al servicio de los alemanes que ya había ayudado a destruir muchas células resistentes a lo largo y ancho de Francia (Toulouse, donde hoy vive MMF, fue escenario de uno de sus éxitos. No quedó títere con cabeza en la ciudad). En el último anillo del séptimo círculo, aquel donde termina la peor calaña de los traidores del mundo, allí descansa hoy Robert Moog.
Como siempre, no podía faltar la visión revisionista. Recientemente salieron dos libros (Jacques Baynac´s y Pierre Pean´s) con visiones diferentes. Cabe aclarar que lo que he dicho o contado hasta ahora es la versión oficial y a todas luces la más probable. Baynac sostiene que Moulin en realidad se había desencantado de la actitud tan arrogante de De Gaulle (que tenía repodrido a Churchill hacía tiempo, ya hemos dedicado un texto a la relación entre ambos) y decidido pasarse al bando americano, y que la Gestapo lo habría tomado prisionero precisamente cuando estaba estableciendo contactos con representantes del ejército norteamericano. La de Baynac parece más una novela, una versión shockeante destinada a asegurar la venta de su libro, que un estudio de Historia.
El libro de Pean mantiene la versión tradicional, que es que Moulin fue entregado a los nazis por René Hardy, otro miembro de la resistencia pero de la facción “Combat”, que odiaba a De Gaulle.
El historiador Robert Paxton, pese a no ser francés –es norteamericano- conoce mucho del tema, y dijo más o menos esto: “Moulin ya fue acusado de ser comunista, más recientemente de ser espía soviético, ahora dicen que fue agente norteamericano. Sólo falta que lo acusen de espía de los nazis. Creo que estas visiones deben más a necesidades de la industria editorial francesa de vender libros que a la investigación histórica”.
Nótese que aún las alocadas visiones revisionistas tienen todas algo en común: Moulin es siempre puesto del lado nuestro, sea de los comunistas o norteamericanos (improbable) o de los gaullistas (mucho más probable) Nadie se atrevió a tratarlo de agente nazi. Algo dice esto sobre la trayectoria del hombre.
Bedarida, también historiador escribió: “Una pequeña minoría de franceses colaboró con los alemanes, mientras que otra pequeña minoría los combatió desde la Resistencia. La gran mayoría tenía que manejar sus vidas a través del día a día, soportando al invasor y psicológicamente sintiéndose solidarios con los resistentes”. Es probablemente una afirmación 100 % exacta y lo más que pueda decirse sobre este tema que tanto hemos conversado con MMF, que es el de la historia del colaboracionismo y de la resistencia franceses.
La participación de Hardy como el Judas de la historia no pudo probarse más allá de toda sospecha, aunque parece muy probable. Él la negó siempre. Sí se sabe que pese a que él lo negó, fue arrestado por los alemanes el 7 de junio y liberado poco después. Que un líder de la resistencia fuera liberado en 24 horas y con todos los huesos puestos, hace pensar fuertemente que Hardy, como Fausto, vendió el alma al diablo ese día haciendo algún tipo de arreglo con los alemanes.
La historia completa de la delación es larga. Incluye el nombre de Edmée Deletraz, una resistente que cayó prisionera y fue obligada a colaborar. Pero Edmée no vendió el alma al diablo y hoy en día no acompaña a Hardy y Moog en su inmundo infierno. Ella se las arregló para mantener informada a la resistencia de todo lo que la Gestapo la obligaba a hacer, lo que fue de gran utilidad. Edmée se enteró de la traición que iría a concretar Hardy y logró prevenir a dos resistentes. Lamentablemente, la suerte estuvo ese día del lado de los malos, porque ninguno de ellos dos consiguió poner sobre aviso a Moulin o a alguno de los otros dirigentes. Los testimonios de Edmée y de esos dos resistentes han sido fundamentales en determinar la culpabilidad de Hardy.
Pero no terminó ahí nuestra mala suerte ese día. Edmée dio largas al asunto, intentó demorar la entrada de los alemanes a la casa donde se encontrarían los líderes de la resistencia. Esto terminó siendo perjudicial, porque Moulin llegó media hora tarde y se hubiera salvado a no ser por las tácticas dilatorias que en la mejor fe aplicó Edmée.
Nueve hombres fueron capturados ese día. De ellos, Larat and Schwartzfeld no volverían nunca más de los campos de concentración. Lassagne sobrevivió, pero con la salud muy deteriorada por los malos tratos, falleció en 1953 a los 42 años de edad. Raymond Aubrac fue liberado por un comando de la resistencia en octubre de 1943 cuando era transferido de una cárcel a otra. Dugoujon, Lacaze y Henri Aubry fueron liberados por los alemanes.
René Hardy volvería a ser tomado prisionero por los nazis y “escapó” otra vez, en esta oportunidad de un hospital en Lyon. Luego de la guerra fue juzgado dos veces en Francia, quiero creer que por distintas acusaciones, sino sería una linda aberración judicial. La primera vez, en 1947 fue encontrado inocente (yo debería decir par ser más preciso que no fue encontrado culpable). En 1950 un tribunal militar lo declaró una vez más no culpable de cargos de espionaje contra la nación. Moriría en 1987, apenas unos meses antes de que comenzara el famoso juicio en Lyon contra Klaus Barbie que todos recordamos.
La suerte de Jean Moulin no la conocemos en detalle. Sí sabemos que luego de un interrogatorio que ciertamente no cumplía con la convención de Ginebra, llevado adelante personalmente por Barbie, fue conducido a los cuarteles generales de la Gestapo en París y de allí a una celda en las afueras de Neuilly.
La constante tortura lo había llevado al borde del estado de coma, lo que no impidió a sus captores continuar maltratándolo en procura de información. Datos importantes fueron suministrados por Heinrich Meiners, oficial de policía alemán, en 1946. Dijo que se había pensado trasladarlo a Berlín, para lo cual una ambulancia lo llevó a la Gare de l´Est. Cuando el tren llegó a Frankfurt, Moulin murió sin haber abierto la boca de un ataque al corazón el 7 o el 8 de Julio de 1943, fecha que hoy recordamos con respeto y sentida admiración. El cadáver fue incinerado. Otro oficial alemán, de nombre Ernst Misselwitz y que intervino en la captura, dijo que con gran probabilidad la urna número 10137 del Cementerio de Père-Lachaise (en París) contenía las cenizas de Jean Moulin.
En 1964 los restos de Moulin fueron trasladados al Panteón de los héroes en París donde descansan un pequeñísimo puñado de los mejores Hombres (o sea hombres y mujeres) de Francia. Están allí entre otros Voltaire, Jean-Jacques Rousseau, Victor Hugo, Èmile Zola y Marie Curie. Allí fui a rendirle homenaje en abril pasado.
Entonces Moulin pasó de héroe a mito sin dejar de ser lo primero. Junto con Jeanne D’Arc, pasó a simbolizar en el imaginario francés, el símbolo más sagrado y respetable de la Nación misma (así, con mayúscula). Moulin se convirtió –muy merecidamente- en la imagen que el país quería tener de sí mismo: Resistente, no comunista, nacionalista, gaullista, llegó a ser número uno del ejército francés sin haber tenido instrucción militar alguna antes de la guerra. Fueron sus dotes de organizador y sus habilidades políticas las que le permitieron llegar tan alto. Su figura es casi venerada en Francia. Sus biografías ocupan estantes y estantes de las librerías parisinas, como pude comprobar recientemente. Su recuerdo ocupa desde hoy, espero, un pequeño espacio en la memoria de todos nosotros.

4 de julio - 9 años este día

Su bandoneón aligeró los tangos,
de las rutinas de su país.
Su corazón se la está jugando,
en una clínica de París.

Estos versos los escribió Fernando Cabrera poco después que Astor Piazzolla sufriera un derrame cerebral viajando de Londres a París, donde permaneció internado algún tiempo. Fue luego trasladado a Buenos Aires, donde ingresó en la inmortalidad el 4 de julio de 1991, fecha que hoy recordamos.
El Gato –como le decían a Astor cariñosamente sus conocidos- integra para mí la Santísima Trinidad, junto con el Gordo y el Mago. No por acaso sus retratos están los tres juntitos en una pared de mi casa. Astor no sólo es el autor de alguna de la más mágica música que el mundo tiene la oportunidad de disfrutar, también fue el cicerone que nos llevó a muchos de la mano hacia las profundidades del tango. Yo difícilmente hubiera llegado a conocer y disfrutar del bandoneón de Arolas o aún el de Troilo, sin haber pasado antes por el de Astor.
Piazzolla representó siempre para mí una enorme frustración. Por el número de veces que estuve a punto de asistir a uno de sus conciertos, entre los cuales y yo terminó siempre interponiéndose algún obstáculo.
La primera vez fue en Maldonado, cuando presentó la cantata para Punta del Este en la catedral. Era gratis y había 50 millones de gentes. En esa época no existían las pantallas gigantes y parlantes exteriores por lo que, como no conseguí acercarme a menos de dos cuadras, no me llevé ni un acorde en los oídos.
La segunda fue en el Teatro Solís de Montevideo; estaban los ingresos agotados y yo no tuve ni la astucia ni la picardía de ofrecerle unos mangos al portero para colarme.
La tercera fue en el Centro Cultural General San Martín, en Buenos Aires. Era un concierto gratis pero con ingreso distribuido previamente en la cola. Yo había esperado cuatro horas y tenía entrada. Pero los avivados de siempre invadieron el teatro quien sabe por donde, lo llenaron y muchos de los que teníamos ingreso no pudimos entrar.
La cuarta y última fue en el Teatro Ópera, en la calle Corrientes, yo acababa de llegar a radicarme en Buenos Aires. Sólo quedaban plateas, eran carísimas y yo no podía pagarlas. Se me caían las lágrimas viendo la gente entrar distraídamente al hall del teatro.
No habría una quinta oportunidad, tal vez por aquello de que las estirpes condenadas a no escuchar al Gato en vivo, no tienen una quinta oportunidad sobre la tierra.

3 de julio – 24 años este día

El 27 de junio de 1976, un grupo de terroristas palestinos secuestró un avión con 258 pasajeros que volaba entre Tel Aviv y París desviándolo a Entebbe, Uganda. Al cabo de algunos días, los secuestradores liberaron 155 rehenes no israelíes manteniendo a los de esa nacionalidad. Exigían a cambio de sus vidas, algunos millones de dólares y la liberación de 53 prisioneros palestinos en cárceles principalmente de Israel pero también de otros países.
Como respuesta, el 3 de julio, fecha que hoy recordamos, Israel envió durante la noche cuatro aviones C-130 (aviones militares de carga) que volaron durante siete horas hasta Uganda. Debieron reabastecer en Kenya, pues la autonomía de esas naves no permitía sortear los cuatro mil kilómetros que separan ambas naciones. Volaron a baja altura para no ser detectados por los radares y usando mayoritariamente rutas comerciales para ser tomados por aviones de línea si algún radar los detectaba. Los C-130 contenían de cien a doscientos hombres escogidos entre lo más selecto de las fuerzas de seguridad israelíes.
Era presidente –dictador- de Uganda el inefable Idi Amin, quien claramente dio soporte a los terroristas aunque quiso posar ante el mundo como el negociador que hacía lo imposible por el bienestar de los rehenes. Era mal actor, nadie compró el verso. Amin solía visitar el edificio principal del modesto aeropuerto ugandés en su lujoso Mercedes Benz, del cual había creo que sólo tres o cuatro ejemplares en el mundo –del mismo modelo y color-. Los israelíes consiguieron uno y lo llevaron en uno de los aviones. Esto permitió al grupo de vanguardia acercarse sin despertar sospechas, pues los secuestradores pensaron que se trataba de otra visita del dictador.
Los secuestradores cometieron varios errores. Entre ellos, liberar una parte de los rehenes, quienes suplieron al ejército israelí valiosísima información de inteligencia sobre la ubicación de los rehenes que permanecieron secuestrados, el layout del aeropuerto, así como identikits de los terroristas, lo que permitió a los soldados israelíes identificarlos entre los rehenes rápidamente, de modo de poder eliminarlos antes que pudieran hacer daño.
El rescate duró exactamente una hora –cinco minutos más que lo que estaba previsto en el plan Thunderbolt, como denominaron a la operación los israelíes-. Once cazas Mig -aviones soviéticos de combate- fueron destruidos por los israelíes en tierra –fue un tiro al blanco, llevaron un cañón en uno de los aviones con ese objetivo- para evitar que uno de ellos, siendo mucho más rápido que los C-130, despegara luego y atacara en el aire a los cuatro aviones. Contra un caza, los C-130 no hubieran tenido ninguna chance.
Murieron un soldado israelí y tres rehenes, lo que significó un rotundo y absoluto éxito para Israel. Técnicamente, el plan estimaba 35 víctimas como todavía razonable.
En Kenya reabastecieron y pasaron a los enfermos y heridos a un avión hospital que allí estaba aguardando. Las víctimas recibieron atención especializada en el vuelo Kenya – Israel. El éxito del operativo reforzó muchísimo la imagen y moral de Israel.

1 de julio - 84 años este día

El 1 de julio de 1916, fecha que hoy recordamos, comenzaba la batalla del Somme, que toma su nombre de un río del nordeste francés en cuyas proximidades tuvo lugar. En esa época, la Primera Guerra Mundial –bueno es recordar que en la época no se la llamaba de “Primera” lógicamente porque aún no había habido una “Segunda” guerra mundial sino de “Gran Guerra” - hacía dos años que estaba más o menos parada en una línea de trincheras que se movía poco o nada. Un día avanzaban los aliados unos metros acá, otro los alemanes otro poco por allá, para al día siguiente todo volver al lugar de origen (un poco resumido, pero más o menos era así). Los alemanes vieron que una eterna guerra de trincheras no les favorecía, ya que por estar encerrados en el centro de Europa, tarde o temprano sus abastecimientos se terminarían antes que los de su enemigo. Así, decidieron tomar la ofensiva en la famosa batalla de Verdún, que duró meses y en la que murieron miles de soldados de ambos bandos, además de destruirse la totalidad de los pueblitos de la zona. Los franceses hicieron de la defensa de Verdún una causa nacional, de honor y orgullo más que relevancia estratégica (Verdún no era tan importante de punto de vista táctico). Afortunadamente tuvieron suerte, Verdún nunca cayó.
Poco después de comenzar Verdún le tocó el turno a los británicos de decidirse a tomar la iniciativa, lo que hicieron en el Somme. Fue la mayor carnicería de la historia hasta ese día y, si no estoy equivocado, hasta el día de hoy, ya que no recuerdo batalla alguna de la Segunda Guerra Mundial donde hayan muerto un millón doscientos mil hombres. Un poco menos de la mitad del lado alemán, un poco más de la mitad del lado aliado. Ni la totalidad del sitio de Stalingrado mató tanta gente. A veces nos olvidamos de la
Primera Guerra Mundial, la Segunda nos resulta más cercana en lo histórico –y tiene muchas más películas que las recuerdan, hasta series, ¿se acuerdan de Combate y el Sargento Sanders?-. Pero aunque fue una guerra de tecnología antigua, mucho más parecida en ese aspecto a las guerras del XIX que a la Segunda Guerra Mundial –la primera guerra tecnológica- mató gente de a millones, como lo prueba la batalla del Somme. Para peor, los británicos ganaron unos miserables metros de terreno, por lo que Somme se transformó en la peor derrota militar británica de todos los tiempos. Yo creo que el Imperio Británico murió allí. Al menos, allí quedó enterrado para siempre el sueño inglés de continuar siendo la principal potencia del mundo. La mentalidad inglesa no sería la misma después de la batalla del Somme.
Los muertos fueron enterrados en el mismo lugar donde cayeron, por lo cual la actual sucesión de cementerios alineados reproduce muy fielmente el frente de batalla de aquel tiempo.
Quizá piensen que ya nadie recuerda a los muertos del Somme. Se equivocarían. Cuentan los que recientemente han visitado la zona, que en las tumbas de los ingleses muertos (también había franceses, es justo decir, un tercio más o menos) hay fotos actuales de niños y familias con leyendas “a mi tatarabuelo fulano de tal”.

27 de junio - 27 años este día

Todo empezó en febrero de 1973, cuando las Fuerzas Armadas uruguayas (llamadas en la época Fuerzas “Conjuntas” y que dejaron tan llena de miedo y vergüenza la palabra “conjuntas” que hoy no la usa más nadie para nada en el paisito) emitieron un “comunicado” (así los llamaban) en el que más o menos decían que de aquí para adelante se hace como yo digo, ¿´Tá claro? Pero las formas institucionales se preservaron –sólo las formas- después de febrero. El presidente de turno, mi amigo el polemista Juan María Bordaberry, gobernar no gobernó nunca. Antes de febrero no era capaz de poner orden en el país donde los tupamaros secuestraban y robaban como en una película de Hollywood. Después de febrero, su rol se limitó a firmar lo que a la mañana encontraba encima del escritorio, hasta que las propias FF.CC. (así se abreviaba entonces Fuerzas Conjuntas, a mí ahora me suena más a “Ferrocarril Central”) decidieron un día de junio de 1976 que ni siquiera servía ya como pantalla y lo mandaron a su casa.
Es bueno recordar que el PC (abreviación que en el Uruguay de entonces no se refería al Partido Colorado sino al Comunista) desde su órgano de prensa (“El Popular”) vio con buenos ojos –por no decir que apoyó- el golpe de febrero. Porque en realidad el quiebre institucional como dije, se produjo en ese mes. Pero que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra lo prueba que su partido hermano, el PCA (argentino) también saludó con sonrisas el advenimiento de Videla en marzo de 1976. Esto no evitó que ambos fueran reprimidos como todos los demás grupos de izquierda.
Pero en fin, sigamos con la historia. El 27 de junio de 1973, fecha que hoy recordamos se produjo el golpe formal, se cerró el parlamento y no me jodan más con la libertad de prensa y toda esa mierda, carajo. No es dictadura, fue el título de la elocuente tapa blanca de Marcha, un notable semanario de izquierda de la época que se limitó a colocar, debajo de esa breve frase, el comunicado militar cerrando el parlamento, los diarios, todo. No fue el último ejemplar de Marcha, pero no duraría mucho tiempo más. Yo conservo todos los ejemplares de Marcha de esa época en mi biblioteca.
Comenzó inmediatamente una huelga general que paralizó el país, cuya máquina económica sólo se reactivó quince días después y a punta de bayoneta en fábricas y comercios. El 9 de julio tuvo lugar una enorme manifestación contra el golpe en la zona céntrica (que los comunicados oficiales denominaron “asonada”, habrán notado que hubo todo un vocabulario del autoritarismo). Comenzaban largos años sombríos. En la facultad no se podían juntar los estudiantes en grupos de más de tres –era conato de subversión- y a las ocho de la noche, en lugar de malas novelas de amor como en todos los países del mundo, los uruguayos nos acostumbramos a prender el televisor para ver a quienes habían metido presos ese día o habían pasado a la penosa condición de prófugos “de la justicia” (para llamarla de alguna manera). Tengo presentes para siempre en mi memoria las fotos blanco y negro, cada día diferentes, que formaban una fila interminable de jóvenes que por mucho tiempo no verían más el sol, sea porque estaban presos o porque pasaban a la clandestinidad. Respecto de estos últimos el término que se usaba era: “Fulano está requerido”. El dolor de reconocer un nombre en esas listas. Los delitos típicos de la época eran “asociación para delinquir” (o sea pertenecer a cualquier movimiento o partido de oposición al gobierno, armado o no) y “asistencia a la asociación para delinquir” (apoyar a los anteriores aunque fuera con el pensamiento).
Comenzó uno de los mayores exilios de la historia del mundo (medido en porcentaje de la población total). No me atrevería a decir cuantos se fueron, Anabella que hizo una tesis sobre el tema debe tener mejor información, pero diría que no deben haber sido menos de medio millón y difícilmente más de uno. Para una población de tres millones de almas, no es poco. Dos libros que reflejan muy bien esos años son La casa y el ladrillo y Primavera con una esquina rota, ambos de Mario Benedetti, publicados originalmente en España. En términos musicales, ninguna canción describe el exilio uruguayo con tanta nitidez como Uruguayos de Jaime Roos.
Prácticamente no quedó familia en el país que no tuviera al menos un miembro en el exterior. Al exilio forzado, siguieron los otros, el semi-forzado y el voluntario. Algunos se iban porque tenían las botas pisándole los talones, otros porque se la veían venir ya que sus compañeros de actividades –militantes, les llamábamos entonces- habían “caído” (sido tomados presos) y esto era un índice no muy alentador, sobretodo porque nuestros uniformados, otrora tomadores de mate y hacedores de nada en los cuarteles, habían aprendido a “preguntar en forma convincente”, if you know what I mean. Nadie –o casi, justo es decir- se resistía mucho más de 24 horas en contar hasta porque no había tomado la sopa a los cinco años. Finalmente, muchos se iban simplemente porque el aire se había tornado irrespirable, o, en palabras de Benedetti, los aires ya no eran buenos aires, la vida nada más que un blanco móvil.
Nuestros mediocres uniformados, que nunca le ganaron una guerra a nadie –ni la pelearon- arruinaron el país, dejaron tierra arrasada y ni siquiera mostraron ser más honestos y eficaces administradores de la cosa pública que sus antecesores de traje y corbata.
Pasaron muchos años, muchos muertos, mucho exilio, hasta que los mesiánicos oficiales decidieron hacer un plebiscito en el que le pidieron a la gente (al pueblo, como se decía entonces) que dijera SI, si quería que ellos se perpetuasen en el poder o NO si prefería que se fueran a la mismísima mierda. Tal era el desvarío en el que vivían y la distancia del real sentir de la gente, que pensaron que ganaban y por eso no adulteraron el resultado. Pusieron toda la máquina y el dinero del estado apoyando el SI pero permitieron alguna campaña en favor del NO, para guardar las formas frente a la opinión pública del mundo exterior. Como cualquiera que saliera a la calle en esos tiempos podía adivinar, perdieron por patética goleada. El hecho muy destacable es que fue el primer plebiscito en la historia organizado por un gobierno autoritario (si no me falla los primeros los hizo Napoleón, pero no era nabo, los ganaba) en el que los dictadores se llevaron cero puntos. El chileno es posterior. Siempre creí y sigo creyendo que en toda la historia uruguaya no hay nada de que mis compatriotas pueden sentirse tan legítimamente orgullosos como ese día en que dieron –dimos- aula de cultura cívica.
Con el resultado del plebiscito vino la debacle del régimen; se organizaron elecciones –en las que colorados y frenteamplistas aceptaron que no se le permitiera participar al candidato que hubiera ganado seguro, Wilson Ferreira Aldunate, del Partido Nacional. El acuerdo pasó a la historia como “del Club Naval” (por el lugar donde se lo gestó) y al día de hoy sigue dando que hablar. Los blancos (el partido de Wilson) no perdonarán nunca –y razón no les falta- y los colorados y frenteamplistas dicen que bueno, que era la única manera de conseguir elecciones, que perdónenme, que qué querés que le haga.
Un día de febrero de 1985 se reabrió el Congreso, mientras las banderas de todos los partidos flameaban en las escalinatas del magnífico edificio de mármol donde tiene su sede el Poder Legislativo. Las tropas volvieron a los cuarteles, la brisa a mover los árboles, los niños a las veredas. Los presos políticos fueron liberados. Algunos exiliados retornaron al país persiguiendo una quimera sólo para encontrar muchos de ellos que no eran de aquí ni de allá, que todo había cambiado demasiado, empezando por ellos mismos como para que la readaptación al paisito fuera posible. Muchos volvieron a irse, esta vez para siempre. Algunos, con hijos grandes y una vida hecha en la diáspora, ni intentaron el retorno.
El país recuperó las instituciones, la libertad de prensa y la tranquilidad. Esto a veces nos hace pensar que bueno, que es historia, que ya pasó, que hay que mirar para adelante, que ufa, Berni, vos siempre viviendo del pasado.
Pero los muertos no recuperaron la vida. Y sólo los que sufrieron el exilio, saben que el dolor de esos años, la soledad y la angustia con que el desarraigo forzado marca el corazón, no se las quitará nunca nadie, no importa lo bien que hoy respiren el aire de Sidney, París o Ciudad de México. Por eso –por ellos- no podemos olvidar, ni hacer un simple pase a los libros de historia de esos, nuestros años de plomo.

27 de junio – 31 años este día

El 27 de junio de 1969 se producían en el Greenwich Village, barrio de New York, las primeras batallas urbanas por la reivindicación de los derechos gay. Exactamente, las manifestaciones –en las que hubo represión policial y duraron varios días- tuvieron lugar frente a un bar de nombre Stonewall Inn, en el número 57 de la calle Christopher St, esquina 7th Av. Ese bar cerró y se abrió otro casi al lado, en el número 53 de la misma calle, con el nombre Stonewall. En frente hay una plaza y un monumento alusivo.
Sería idealizar decir que en ese fecha se eliminaron las discriminaciones que siempre sufrió la comunidad homosexual, pero es totalmente cierto afirmar que ese día esas vallas empezaron a caer, una a una, país por país. Primero fue la propia ciudad de New York, luego el resto de los EE UU y Europa, hasta llegar al día de hoy donde muchos países reconocen las uniones homosexuales a efectos de herencia, pensiones y cuidado médico y algunos países (Holanda) les otorgan la totalidad de los derechos que tienen las parejas heterosexuales (incluyendo adopción).
Todas las gay pride parades (marchas de orgullo gay) que se celebran en las grandes ciudades del mundo, tienen lugar en esta fecha o en el fin de semana más próximo. Un muro de Berlín no por intangible menos injusto, comenzó a ser demolido el 27 de junio de 1969. Un muro que segregaba millones de personas por el terrible delito de haber hecho una elección sexual diferente a la de la mayoría.
En resumen, el 27 de junio de 1969 es un día que todos los que integramos la comunidad GLS (gays, lesbians and supporters) recordamos con alegría.

18 de junio – 185 años este día

El emperador ha vuelto. Han pasado aproximadamente cien días desde su huida de la isla del Elba, en el sur de Francia, donde lo habían recluido las monarquías europeas luego de su abdicación. Desembarcó en la costa mediterránea de Francia y desde allí subió a París reconquistando tierra, poder y respeto de sus súbditos en un tiempo increíblemente corto. Cuenta la historia que cuando llegó a las afueras de París se enfrentó personalmente con un soldado de la guardia real que le apuntó al pecho. “Dispara sobre tu emperador”, le dijo mirándolo fijo a los ojos. El hombre bajó el fusil y la guardia toda se puso de su lado asegurando su ingreso a París. Así de magnéticos eran los ojos y la personalidad de Bonaparte.
Ahora es el todo por el todo. Estamos en las colinas belgas de Waterloo, a unos quince kilómetros de Bruselas. En frente a la Grand Armée del emperador, se encuentran los ejércitos de todas las monarquías europeas (británicos, holandeses, belgas, alemanes y prusianos) bajo el mando del Duque de Wellington. Napoleón cuenta con no más de 72 mil hombres frente a algo más de 120 mil del enemigo. Pero sus tropas están bien mejor preparadas y fogueadas en los campos de Italia, en Austerlitz, en tantas victoriosas campañas europeas a las que pocos años antes las llevó el emperador. En comparación, los soldados ingleses son reclutas.
El 18 de junio de 1815, fecha que hoy recordamos, en los campos belgas se jugó el destino de Europa. En realidad, los enemigos de Francia atacaban separados, prusianos por un lado, los demás por otro. Era fundamental para Napoleón enfrentarlos de a uno e impedir que unieran fuerzas, para que la desventaja numérica no terminara decidiendo irremediablemente la contienda en su contra.
El 16 de junio Napoleón había derrotado al ejército prusiano en una batalla secundaria (Ligny), pero sin llegar a eliminarlo como fuerza bélica, por lo que dos días después pudo unirse a Wellington en la batalla principal.
La lucha no fue fácil ni breve. Comenzó al medio día -uno de los escasos errores estratégicos de toda la carrera de Bonaparte, que quiso esperar que el sol secara la tierra, lo que dio tiempo a que Wellington fuera reforzado con tropas prusianas durante esas horas de la mañana- y duró hasta pasada la caída del sol.
La derrota francesa fue total y cuatro días después, Napoleón abdicaba por segunda y definitiva vez. Esta vez sería recluido en la isla de Santa Helena, una remota posesión británica en el medio del Océano Atlántico de la que no existía manera alguna de huir y en la que fallecería seis años más tarde (4 de mayo de 1821). Al día de hoy se discute si su muerte en cautiverio, fue o no por envenenamiento. Napoleón en su lecho de muerte suponía que lo habían envenenado los ingleses, hoy parece más haber sido un envenenamiento no premeditado, debido a las características del agua de la isla, pero conociendo a los ingleses, yo no pongo las manos en el fuego por esta última versión, tampoco.
El testamento que Bonaparte escribió en Santa Helena -tengo una copia- es larguísimo, tiene agregados y agregados a los agregados. Tuvo la intención de no olvidar a nadie y lo consiguió. En él hay una frase que deja bien claro quien era el archienemigo del Emperador: Je lègue l‘opprobre de ma mort à la maison reignante d‘Angleterre.
Al día de hoy se discute también si Waterloo fue el triunfo de las monarquías absolutistas y reaccionarias sobre el hombre que en última instancia representaba la encarnación práctica de los ideales progresistas de la Revolución Francesa, o si fue la derrota de un dictador imperialista que sediento de poder deseaba oprimir toda Europa.
Un mapa de época de la batalla puede verse en:
Y un juego interactivo, súper divertido, donde uno puede hacer alternativamente de Napoleón o de Wellington se encuentra en:

17 de junio – 56 años este día

El 17 de junio de 1954 el Gral. Castillo Armas al mando de unos 200 mercenarios financiados por la CIA, invadía Guatemala desde Honduras por tres lugares distintos simultáneamente. Al día siguiente eran bombardeadas las principales ciudades del país. Gobernaba Guatemala en esos días Jacobo Arbenz, presidente poco afín a los EE UU que había aprobado una dramática reforma agraria. Dicha reforma afectaba seriamente los intereses de la United Fruit Company.
Para entender el asunto hay que remontarse al 19 de diciembre de 1944, día en el cual, en las primeras elecciones libres celebradas en toda la historia de Guatemala, es elegido presidente de la República por abrumadora mayoría (86 %) el Sr. Juan José Arévalo, que inició reformas “progresistas” muy importantes. Arévalo fue sucedido por Arbenz -también electo- que continuó y profundizó ese proceso de reformas.
Arbenz era lo que mis libros de historia latinoamericana de la mexicana editorial Siglo XXI califican de “reformista pequeño burgués”. Cabe aclarar que este epíteto era de uso habitual por los marxistas –corriente en la que claramente si inscribió siempre Siglo XXI-, para calificar a todo aquel que pretendía hacer más justa la distribución de riqueza en un país sin atropellar el derecho de los que no estaban de acuerdo. Para esta línea de pensamiento, la diferencia entre un reformista pequeño burgués y un revolucionario es un paredón para los opositores.
La traición del ejército guatemalteco al gobierno legalmente constituido, así como la incapacidad del gobierno de Arbenz de movilizar a los trabajadores fueron los factores determinantes de la caída de su gobierno el día 27 de junio. Cualquier parecido con el derrocamiento de Allende es pura coincidencia.
Un libro horrorosamente escrito y pésimo como relato histórico -por lo flemático y parcial- es El Guatemalazo de Gregorio Selser. Pero es uno de los pocos libros dedicado exclusivamente a este golpe de estado –que no tuvo ni la décima parte de la repercusión internacional que alcanzó el golpe en Chile- y lo valioso del mismo es que está lleno de detalles de lo ocurrido antes y después de 17 de junio.
Vivía en Guatemala en esos días un argentino que quiso resistir la invasión, pero no estaba en condiciones de hacer nada decisivo. Todos sus biógrafos coinciden hoy en afirmar que esos hechos lo marcaron para siempre y fueron determinantes en las futuras actividades políticas que desarrollaría y en la definición de su posición frente a los EE UU. Se llamaba Ernesto Guevara (ver X años del 9 de octubre).
Hay un museo en Ciudad de México (Museo de las Intervenciones), lamentablemente fuera del circuito turístico habitual –o tal vez debería decir felizmente, ya que gracias a ello es posible visitarlo sin sufrir multitudes-, que se dedica a informar y destacar las innumerables intervenciones extranjeras en América Latina. La abrumadora mayoría son norteamericanas, como es evidente. En ese museo se puede también obtener mucha información sobre la caída de Arbenz. Si yo tuviera que decir que museo me enseño más historia latinoamericana, fue ese sin duda.
Un hombre que tuvo un rol decisivo en toda esta crisis fue Spruille Braden, el gerente de Relaciones Públicas de la United Fruit. Este señor es muy conocido de los argentinos (recordar la consigna peronista de aquellos años, Braden o Perón, como diciendo Dependencia o Liberación). Otra vez, cualquier similitud entre los roles históricos de Braden en Guatemala y Kissinger en Chile, es pura coincidencia.