X años nació en el 1999, cuando tomaba una ducha para ir al trabajo en San Pablo. En ese momento escuché por la radio que una encuesta realizada el 6 de agosto en las calles de Hiroshima, había obtenido como resultado que un porcentaje abrumadoramente alto de jóvenes de esa ciudad no sabían que aniversario se recordaba ese día. Esto me golpeó muy duro. Algo debemos hacer para combatir el olvido, la desmemoria, me dije. Y pensé en un ciclo por Internet, que recordara a las personas hechos que a mi criterio no debían ser olvidados. Hitos fundamentales de nuestra historia como especie cuyo extravío en la memoria me resulta, a mí al menos, inadmisible. Por eso el ciclo nació un 6 de agosto y con un poema de Vinicius de Moraes sobre la bomba atómica que explotó en Hiroshima.

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12 de diciembre – 32 años este día

AI-5 es la abreviación con la que pasó a la historia el “Ato institucional Número 5”, emitido por el gobierno militar brasileño el 12 de diciembre de 1968, fecha que hoy recordamos. Era presidente del Brasil el General Costa e Silva. El AI-5 no significó un cambio en la figura del presidente -por llamarlo de alguna manera- sino un triunfo de los duros del gobierno militar, que lograron apretar muchísimo las clavijas sobre la sociedad civil a partir de ese instrumento jurídico. Con él, los militares imaginaban que lograrían desarticular totalmente la para ellos corrupta sociedad política nacional. Este objetivo fue alcanzado sólo en sus aspectos menos importantes: se destruyeron las organizaciones populares -sindicatos y partidos- sí, eso es verdad, pero ni se mejoró el país, ni se lo hizo más productivo ni menos corrupto. Los halcones que empujaron el AI-5 no pueden por tanto negar su total fracaso. Costa e Silva duraría un año más, hasta que con problemas de salud, fue sustituido por Garrastazú Medici, también tristemente celebre. A Garrastazú lo sustituiría Geisel, que como Bignone en Argentina, comenzó el proceso de apertura y luego Figueiredo, último presidente militar. Figueiredo es el único que vive hoy en día y está muy enfermo.
El AI-5 fue uno de 18 actos institucionales -equivalentes a los argentinos comunicado número…- y el más importante de todos. Duró diez años, eliminó toda actividad parlamentaria -hasta entonces y desde el golpe militar con que el General Castelo Branco derrocó a Joao Goulart en 1964 existía un congreso controlado-. Censuró todo medio de prensa escrita u oral, canciones, etc. (recordarán el exilio de Caetano y Gil en Londres, y eso que ellos nunca fueron de izquierda, imaginen los otros). Se llegó a dictar un auto de prisión contra Edipo, y no es broma. Se prohibió un libro de cerámicas chinas porque estaba impreso en China (o sea era chino-maoísta-rojo-comunista).
El AI-5 institucionalizó la tortura y el secuestro en Brasil. Hace poco un teniente confesó haber torturado, fue el primero en hacerlo. Es el más reconocido por las víctimas porque fue de los pocos que nunca usó capucha. Él dice no tener nada de que arrepentirse ni haber hecho nada malo, ergo, no tenía necesidad de ocultar su rostro. Coherente el hombre es, no se puede negar. Las muertes y maltratos producidos durante el gobierno militar brasileño bajo el amparo de la AI-5, siendo horribles, no pueden compararse en escala con las consecuencias del autoproclamado Proceso de Reorganización Nacional sobre la sociedad argentina. Basta, para tener un dato objetivo, comparar la cantidad de muertos, ya sea en número absoluto como en porcentaje de la población para ver que fue mucho menos dramática la represión en Brasil.
Se cumplieron pues treinta años de este hecho histórico. Es una jornada clave para entender el proceso militar brasileño y éste a su vez lo es para entender la historia moderna de este país. Siguiendo con la lógica generalizadora, la historia de Brasil es esencial en el entendimiento de la de América Latina toda por tanto concluimos que todo latinoamericano debe conocer este hecho histórico para entenderse a sí mismo.

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