X años nació en el 1999, cuando tomaba una ducha para ir al trabajo en San Pablo. En ese momento escuché por la radio que una encuesta realizada el 6 de agosto en las calles de Hiroshima, había obtenido como resultado que un porcentaje abrumadoramente alto de jóvenes de esa ciudad no sabían que aniversario se recordaba ese día. Esto me golpeó muy duro. Algo debemos hacer para combatir el olvido, la desmemoria, me dije. Y pensé en un ciclo por Internet, que recordara a las personas hechos que a mi criterio no debían ser olvidados. Hitos fundamentales de nuestra historia como especie cuyo extravío en la memoria me resulta, a mí al menos, inadmisible. Por eso el ciclo nació un 6 de agosto y con un poema de Vinicius de Moraes sobre la bomba atómica que explotó en Hiroshima.

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16 de marzo –32 años este día

My Lai era una aldea vietnamita ubicada en el distrito de Son My, en Vietnam del Sur. El 16 de marzo de 1968, fecha que hoy recordamos con horror, esta aldea fue arrasada por la compañía “Charlie” de la 11ava División norteamericana, al mando del teniente William Calley.
Trescientas personas –mujeres, niños, ancianos y hombres, todos desarmados- fueron asesinados sin que ninguno de los participantes de la masacre escuchara un solo tiro de retaliación. Hubo muertos a tiros en la nuca, otros por bayoneta y al menos una niña fue violada antes de ser muerta. Otros fueron forzados a entrar en una trinchera y fusilados con ametralladora una vez allí dentro.
Las noticias de la masacre no llegaron a los EE UU sino hasta noviembre de 1969, cuando el periodista Seymour Hersh publicó un artículo en los diarios con detalles que había recibido de un veterano de Vietnam (Ron Ridenhour) que a su vez lo había oído de más de uno de los participantes de la masacre.
Antes de hablar con Hersh, Ridenhour había apelado al Congreso, la Casa Blanca y el Pentágono para que se investigara la denuncia, sin que nadie le diera la menor bola.
La denuncia en la prensa desencadenó una investigación y un juicio. El ejército adujo, no sin razón, que si la clase media educada -los harvards, como se los llamaba- hubiera participado en la guerra en lugar de encontrar mil excusas para zafar de la convocatoria, un hombre de las pobres condiciones morales e intelectuales de Calley nunca hubiera llegado a ejercer el mando de gente.
En el juicio, Calley arguyó haber recibido órdenes del capitán Ernest Medina para destruir totalmente la aldea. La existencia de estas órdenes no fue probada y el único condenado fue Calley, a prisión perpetua en 1970. Sin embargo, en 1974 fue liberado. Cuatro años por arrasar una aldea. Hoy anda por la calle como cualquiera. ¿Cuantos años habría recibido si la aldea hubiera estado ubicada en South Dakota o North Carolina?

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